El matrimonio es una realidad compleja, debemos prepararnos tomando en cuenta que es un compromiso que debemos asumir con madurez consciente
Como psicólogo es frecuente que algunas personas me pregunten ¿Cuáles son algunos buenos consejos para un buen matrimonio? Hoy quiero compartir con ustedes cinco consejos que pueden resultar muy útiles
1. Hay que tener una profunda conciencia de que el mundo no nos lo pone fácil.
Los tiempos que vivimos no invitan a sentirse feliz por casarse. No es difícil escuchar expresiones como “felizmente separado/a”, o recibir consejos de amigos que dicen “No sea bobo”, “no se deje controlar”, “demuestre quien es el que manda”, “no seas tonta, no te dejes”.
Hay que tener conciencia de estas dificultades en el mundo actual y por ello es que es imprescindible buscar a Dios, ya que la sociedad no nos la pone fácil, sumado esto a que la convivencia diaria puede ser muy dura por diversas razones cómo: diferentes culturas incluso dentro de un mismo país, diferentes modelos de crianza (algunos son educados bajo estructuras bastante autónomas, otras de esquemas de familia extendida, otros de familia nuclear con sólo padres e hijos). Normalmente, conciliar estas posiciones no es fácil en el transcurso de la vida y cuando se presentan las diferencias, posiblemente el consejo que recibamos de la sociedad sea contrario a la unidad matrimonial.
Es tanta la distorsión actual que el concepto de matrimonio se ha falseado, ya que cuando una mentira se presenta como verdad, la verdad termina siendo falseada. Un ejemplo común de esto es que actualmente a cualquier tipo de convivencia se le llama matrimonio, cuando esto no es verdadero. Muchas veces en consulta tengo que preguntar ¿ella es tu esposa o viven en unión libre? Y es común encontrarme con la respuesta, «es mi esposa porque vivimos juntos desde hace años». Se asume que se son esposos porque hay una convivencia, lo cual no es cierto.
Es necesario que estemos conscientes, más en estos tiempos, que el matrimonio es algo fuerte, es algo complejo, y para ello hay que prepararse. No digo que solamente tenga durezas y dificultades, pero la mayoría de las veces nos venden la idea de la fantasía y la maravilla de “fueron felices y comieron perdices” y esto no se adapta a la realidad. Es un compromiso que hay que asumir con madurez consciente
2. Cada cónyuge debe revisar con humildad y sinceridad su pasado y ver cómo puede afectar al otro.
Pueden haber en nuestro pasado dolores, experiencias, heridas, fracasos y vicios que pueden hacer daño al otro y pueden afectar su felicidad, es importante examinarse con el corazón abierto y trabajar en sanar esos aspectos que pueden ser muy nocivos para el matrimonio. Tres ejemplos de esto son:
– Heridas propias del hogar paterno: la ausencia de papá, un papá que no fue ejemplo, el abandono materno, etc. Ese tipo de experiencias traen consigo dolores y problemas en el corazón de la persona que las ha sufrido. Si ha habido una dificultad por ese lado, humildemente uno necesita revisarse interiormente y darse cuenta que podría necesitar de un apoyo terapéutico y espiritual para sanar.
– Problemas de vicios: alcohol, drogas, juego, uso desordenado de la sexualidad (pornografía, masturbación, etc)
– Discapacidades emocionales, heridas afectivas y patrones de temperamento que pueden perjudicar al otro. Es importante tomar en consideración las heridas sexuales y afectivas de posibles parejas anteriores, por eso es que resulta tan importante cuidar el corazón y el cuerpo para evitar estar herido para cuando llegue el momento de un compromiso definitivo en el matrimonio. También los patrones profundos de temperamento deben ser evaluados; por ejemplo, en mi caso, no me es fácil trabajar en equipo por eso me desempeño como psicólogo independiente. Hay que mirar si ese tipo de cosas pueden hacerle daño al otro.
3. Mire con compasión al otro.
Mire que es un ser humano como usted que está luchando por salir adelante, que está trabajando en vencer sus dificultades. No lo idealice pero tampoco lo castigue constantemente por sus defectos. Su pareja, al igual que usted, necesitan constantemente del amor y de la misericordia que provienen de Dios y que también usted puede darle.
4. El matrimonio requiere sacrificio permanente por el bien del otro
La idea del amor no es una idea sensorial, hedonista (que busca el placer por el placer), de disfrutar y gozar la vida. La idea del amor es, en primer lugar, el bien del otro. Es decir, ¿Estoy dispuesto a sacrificarme por el bien del otro? ¿Pienso hacer eso de manera permanente? ¿Puedo renunciar a mis propias satisfacciones por el bien del otro? ¿Estoy dispuesto a acompañarle y cuidarle si pasa por crisis, pierde su belleza, su salud, su dinero, su reputación y todo lo que hoy me parece atractivo? Es importante tener claro que la dimensión del amor es permanente ¿o es que acaso puedes decir que vas a amar a tu mamá de 2 a 4 pm todos los días? Uno quiere todo el tiempo, y si te vas a casar es porque amas, y si amas es para toda la vida
5. ¿Puedo vivir con los defectos que encuentro en la otra persona?
Sabes que tu pareja tiene debilidades y defectos y está trabajando por vencerlos, pero ¿Podrás esperar todo el tiempo que tarde en vencerlas? Y si no logra vencerlas nunca, ¿podré vivir con él/ella de igual manera y amarle incluso con esas cosas que me desagradan?
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Transcripción y adaptación realizada por PildorasdeFe.net del video “Cinco pasos para Construir un Buen Matrimonio” del psicólogo Saulo Medina Ferrer