Carta Pastoral N° 5

¡Volvamos a Dios, construyendo la paz.!

A los Sacerdotes, Diáconos Permanentes, Religiosos y Religiosas, Seminaristas, Movimientos de Apostolado y Pueblo de Dios en general,

1. – Hace apenas un mes toda la comunidad guayanesa se conmocionó por el terrible asesinato del Pbro. Esteban Wood. Un sacerdote que había abandonado su tierra, su familia y la posibilidad de una vida más tranquila a sus 68 años, para llevar el Amor de Cristo a los más necesitados.

2. – Por medio de esta Carta Pastoral quiero rendir un tributo lleno de cariño y agradecimiento al Padre Esteban. Él fue como ese grano de trigo del que nos habla el Evangelio, que se sembró en nuestro pueblo, compartiendo y entregando su vida por los feligreses. Su amor por esta tierra fue tan grande que su deseo fue ser enterrado aquí, en suelo guayanés y que sus contados bienes fueran para la parroquia donde muriera; en este caso para la Parroquia Sagrada Familia. Estamos seguros que su muerte, su siembra, debe dar muchos frutos. De hecho ya está produciendo muchos frutos: nos ha hecho dirigirnos con más sinceridad al Dios Misericordioso, nos ha unido más y nos ha hecho más conscientes del espantoso crimen de la violencia.

3. – El Padre Esteban es uno de los 48 habitantes de este hermoso país asesinados cada día, y uno más de los que mueren cotidianamente en nuestra querida Guayana. No podemos seguir mirando para otro lado. Todos tenemos que tomar conciencia de que estamos ante una verdadera guerra civil que está destruyendo a nuestro pueblo, sobre todo a los más jóvenes.

4. – En los casi 9 años que llevo como Obispo de esta hermosa tierra guayanesa, llevamos contabilizadas 4.840 madres que han perdido a sus hijos a causa de la violencia. ¡Son miles las madres que no pueden sonreír porque uno de sus hijos no vendrá a besarla y abrazarla! Me pregunto si somos conscientes de lo que esto supone para una madre.

5. – En el 2009 fueron asesinados 16.047 venezolanos. Cada día matan a dos guayaneses, cada media hora un venezolano. ¡Basta ya! ¡No podemos permitir que esto siga ocurriendo!

6. – El mensaje de Jesús en el Evangelio es un mensaje de Justicia, Amor y Paz. La violencia es fruto del pecado. Es la ruptura del amor que Dios quiso desde el principio. Este comportamiento es totalmente contradictorio con la fe, ya que Cristo nos mandó a amar aún a nuestros enemigos. El Evangelio nos desafía para que nos abramos a los imperativos de la fraternidad, la igualdad y la solidaridad de todos y que esto se traduzca en nuestros comportamientos, así como en las instituciones y estructuras sociales.

7.- El mundo y el hombre han sido creados por Dios desde el inicio para la paz. Y es el hombre quien ha introducido la violencia en el mundo: los relatos de la creación, la caída, el primer crimen, el diluvio, son otros tantos testimonios (Gen 6,5.11). Por eso, podemos decir que el hombre es responsable de esta situación y que la humanidad se encuentra prisionera de una lógica que ella misma ha puesto en marcha y que la arrastra a donde no quiere ir. A la humanidad se le brinda una salvación (el relato de la caída termina con la promesa de una salvación: Gen 3,15). Y esta es la primera originalidad de la Biblia : Dios, por propia iniciativa, decide instaurar un nuevo orden de justicia y paz en contra del desorden que el hombre ha introducido y que lo lleva a su pérdida; pero para ello necesita de la colaboración del hombre (y esta es la segunda originalidad del mensaje bíblico) : “Te pongo hoy delante la vida y la muerte; escoge, pues, la vida” (Dt 30,19) Así, para el cristiano, en Cristo ha llegado esa nueva alianza (Ef 2,14). “La paz es el bien mesiánico por excelencia”. (CEV.- Carta Pastoral sobre la problemática de la violencia y la inseguridad. 2010)

8.- La entrada en la alianza es la entrada en otra lógica: el “pueblo elegido” debe gobernarse por una lógica distinta de la del mundo, lo cual no se hace sin combate, o al menos, sin participación activa de la persona. Esto exige que el hombre use su libertad para aplicar diariamente la nueva lógica a la realidad, pues no se sale del círculo vicioso de la violencia de una vez para siempre con la sola concertación de la alianza en el bautismo: se va avanzando a todo lo largo del desarrollo de la propia historia. En este sentido, la visión cristiana de la paz es operativa. No es una construcción intelectual ni se reduce a una serie de preceptos: tiende a transformar la realidad estructurando la conciencia del creyente mediante un conjunto de imperativos que han de guiarlo en su actuación.

9.- Es claro, entonces, el planteamiento de Juan Pablo II: “No hay orden preestablecido que garantice la paz…por eso, la mediación del trabajo de los hombres por la paz revestirá numerosos aspectos en todos los niveles de la existencia humana”.

10. – Como cristianos no podemos admitir esta situación; la repudiamos, y es esta la causa por la que vale la pena que la sociedad entera, unida al gobierno busque la solución al problema de la violencia. Como Obispo de esta Diócesis, junto a los sacerdotes y todos los católicos de Guayana, estamos decididos a encabezar la respuesta pacífica y evangélica que todos debemos dar a la violencia y a quienes la practican o alientan.

11.- Esta respuesta que queremos dar debe comenzar por nuestra oración al Padre Bueno que nos convoca a la unión, a la solidaridad, al amor, a la justicia y a la paz. Por este motivo, convoco a todos nuestros fieles a vivir en un “estado de oración” permanente por la paz y la justicia.

12. – De igual manera exhortamos a las autoridades civiles de Venezuela a que encabecen una plataforma nacional unida contra la violencia en la que participen todos los sectores competentes en la materia. Es una urgencia nacional y por ello debemos estar todos, sin divisiones ni partidismos. Todos debemos avocarnos a acabar con las causas de la violencia, que son, entre otras, el desempleo, la falta de oferta educativa de calidad, la crisis de la familia, la impunidad y la gran cantidad de armas que circulan en nuestra nación. Debemos iniciar una gran campaña de desarme de nuestra población.

13. – Como Iglesia, los invito a todos los bautizados, a aportar todo lo que esté de nuestra parte. En concreto, los exhorto a profundizar la Campaña de concienciación por la Paz en las parroquias y centros de estudio y a potenciar la familia cristiana solidaria como la estructura básica de la sociedad en la que está la clave principal  para la solución de la violencia.

14.- Finalmente, invito a todos los familiares de las víctimas de la violencia  a que se asocien y organicen y, para eso, les ofrecemos la Fundación “Por la Dignidad Sagrada de la Persona” y una oficina de Atención a las Víctimas que estamos implementando en la Parroquia San Martín de Porres en Brisas del Sur.

15. – Ponemos bajo el amparo de la Inmaculada Concepción del Caroní, Patrona de esta Diócesis, todo este esfuerzo que queremos realizar a favor de la construcción de la Paz y la Convivencia.

Con mi bendición,

+ Mariano José Parra Sandoval
Obispo de Ciudad Guayana