Es su primera JMJ como Obispo de una diócesis española desde que el Papa Francisco le nombrara el pasado 8 de enero. Se trata de Mons. Juan Carlos Elizalde, Obispo de Vitoria (norte de España), que recibió la ordenación episcopal en la catedral de su diócesis el 13 de marzo. «Estoy viviendo esta JMJ con mucha intensidad, con los jóvenes, que es con quienes tenemos que estar los Pastores”, explicó a ACI Prensa mientras recorría una de las calles principales del centro de Cracovia. “La novedad es que ahora soy Obispo, así que de alguna manera acompaño con más profundidad tanto a los jóvenes como a los sacerdotes, catequistas, religiosos”. El Obispo señala que “hemos venido un autobús completo de la diócesis, aunque por otro lado también han venido muchos otros con el Opus Dei, el Camino Neocatecumenal y con otros grupos”. “En nuestro autobús vienen chicos de colegios, parroquias, es un autobús muy compacto y los jóvenes están encantados”, asegura. Mons. Elizalde piensa que esta JMJ les aportará muchas cosas: “lo primero la experiencia de Iglesia, la universalidad, el descubrimiento de una Iglesia grande y luego matices muy concretos como el Sacramento de la Penitencia, la Adoración, cosas que no siempre se dan en las comunidades con la fuerza que sí se dan aquí”. Por ejemplo, “hemos estado en varios santuarios como el de Cz?stochowa, en la parroquia de San Juan Pablo II en Wadowice, en el monasterio de Kalwaria Zebrzydowska”. “Pasar por esos lugares es un baño de fe enorme”, reconoció. Pero el Obispo español advierte que cuando los jóvenes vuelvan a sus casas no se puede perder el espíritu de la JMJ y hacer como si nada hubiera pasado. “Tenemos que continuar ‘trabajando’ en grupos juveniles, en eucaristías de familias, de jóvenes, colaborando entre los religiosos y las parroquias, continuar ofreciendo la Adoración, la Confesión, la Eucaristía, profundizar en la Palabra de Dios, en definitiva, en lo que es la fe cristiana”.

Este jueves el Papa Francisco visitó el Monasterio de Jasna Góra, donde tuvo un momento de oración frente a la Virgen de Cezstochowa, Patrona de Polonia, a quien le regaló una “rosa de oro”.

El Santo Padre llegó al santuario después de una visita privada al Convento de las Hermanas de la Presentación.

Este regalo especial es una obra de los Hermanos Sabios y consiste en una base de mármol rosado sobre el cual está un vaso hecho de plata. De este emergen los ramos con tres rosas y sus hojas hechas de oro.

La Rosa de Oro, regalo exclusivo que ofrece un papa cuando visita el santuario mariano de Czestochowa

Antes de ingresar para rezar en la Capilla de la Virgen Negra – como también se conoce a Nuestra Señora de Cezstochowa – el Pontífice fue recibido por el superior general de la orden de los monjes de San Pablo, P. Arnoldo Chrapkowski.

En su discurso de bienvenida, el sacerdote polaco destacó la importancia del santuario de Jasna Góra en la identidad del país y donde seis veces estuvo San Juan Pablo II, así como Benedicto XVI en 2006.

“Muchos de nuestros hermanos de Polonia y de casi todo el mundo encuentran acá el camino de retorno a los brazos del Padre misericordioso. Es aquí que, bajo la mirada materna de María, recibimos una nueva vida y nuevas fuerzas para levantarnos de la fragilidad humana, hacia la plenitud a la cual estamos llamados”, afirmó.

Además, recordó que desde los tiempos del Santo Padre Juan XXIII se reza todos los días por el Sucesor de Pedro.

Por su parte, el Pontífice terminó su visita rezando con las autoridades y fieles presentes el Ave María. Luego de esto, el Papa presidirá una multitudinaria Misa a las afueras del santuario por el 1050 aniversario del Bautismo de Polonia.

El Santuario

Jasna Gora es el santuario más conocido de Polonia y el destino de numerosas peregrinaciones. En 2015 recibió a unos 3.700.000 de peregrinos, de los cuales 144.000 fueron estudiantes que acababan de terminar la secundaria y 122.000 llegaron a pie.

Su importancia en la vida del país fue destacada en 1997 por San Juan Pablo II. “Jasna Góra es el santuario de la nación, su confesionario y su altar. Es el lugar de la transformación espiritual, de la conversión y de la renovación de la vida de los polacos”, dijo durante su visita el Papa polaco.

Desde el siglo XIV acoge el ícono de la Virgen María con el Niño, más conocido como Nuestra Señora de Czestochowa o Virgen Negra debido a su tez oscura. Esto se debe a que el rostro de la Virgen recibió en varias ocasiones el paso de un barniz de color marrón.

Según la leyenda, la imagen fue pintada por San Lucas Evangelista sobre las tablas de la mesa que usaba la Sagrada Familia. Sin embargo, hoy los científicos se inclinan a aceptar una de las dos teorías del origen de la imagen.

La primera señala que la imagen fue hecha en Bizancio entre el siglo VI y VII o en Rus en el siglo IX. Mientras la segunda indica que fue pintada entre el siglo XIII y XIV en Italia.

Una característica de esta imagen son las dos líneas paralelas sobre la mejilla de la Virgen. Estas cicatrices son un remanente del saqueo que sufrió Jasna Gora en 1430, y que fueron descubiertas durante una restauración en 1434.

La capilla de la imagen milagrosa debe su nombre al ícono de la Virgen de Czestochowa que se encuentra en el altar. Durante la semana se celebran en este lugar hasta ocho misas diarias y 11 los domingos o días de fiesta y solemnidades. Además es lugar de muchas confesiones y conversiones.