
Mateo13,47-53:“En aquel tiempo, Jesús le dijo a la multitud: “aquí tienen otra figura del Reino de los Cielos: una red que se ha echado al mar y que recoge peces de todas clases. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla, se sientan, escogen los peces buenos y los echan en canastos, y tiran los que no sirven. Así pasará al final de los tiempos: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los buenos, y los arrojarán al horno ardiente. Allí será el llorar y el rechinar de dientes.» Preguntó Jesús: «¿Han entendido ustedes todas estas cosas?» Ellos le respondieron: «Sí.» Entonces Jesús dijo: «Está bien: cuando un maestro en religión ha sido instruido sobre el Reino de los Cielos, se parece a un padre de familia que siempre saca de sus armarios cosas nuevas y viejas.» Cuando Jesús terminó de decir estas parábolas, se fue de allí”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta entre otros santos en honor a San Alfonso María de Ligorio, quienfue un religioso napolitano, obispo de la Iglesia católica y fundador de la Congregación del Santísimo Redentor cuyos miembros se conocen como redentoristas. Nació en Marianella, Reino de Nápoles, el 27 de septiembre de 1696 y murió en Pagani, Reino de Nápoles, el 1 de agosto de 1787 Canonizado en 1839 y proclamado «Doctor de la Iglesia» en 1871, es el patrono de los abogados católicos, de los moralistas y de los confesores.
Y la liturgia de hoy nos presenta al Evangelio de JESUCRISTO, según San Mateo capítulo 13, versos del 47 al 53, en el que se narra la parábola de la red, y que es compartida, por el Maestro en un ambiente de pescadores, alrededor del lago, es la última de las parábolas que aparecen en el Evangelio de Mateo, y lleva al final una explicación dada por JESÚS, parecida a la del trigo y la cizaña.
En resumen, puede decirse que hay un tiempo para pescar y un tiempo para seleccionar los peces. Conviven buenos y malos, hasta que llega el tiempo del juicio, con suerte bien diferenciada. Muy pertinente es destacar que JESÚS, solía concluir las parábolas: ¡quien tenga oídos que oiga!, como diciendo: “no me tomen al pie de la letra, estén atentos al sentido profundo que quiero trasmitirles”. En este texto casi resumiendo, les pregunta a sus interlocutores: ¿entienden esto? Ellos responden con un “sí”, muy alegre. Y el Maestro insiste en que se puede volver siempre a lo antiguo, pero teniendo la valentía de reelaborarlo y complementarlo en función de las nuevas necesidades.
Al hablarnos de una red, Jesús nos recuerda que la Iglesia está hecha para la misión de ser «pescadores de hombres», aún a sabiendas de que muchos entramos y no perseveramos. Teniendo claro que la Iglesia como madre y maestra, le da a conocer el Reino de Dios a los que entran en ella, pero nadie está seguro de que no los perderá. Y es que no por el hecho de encerrarse en sí misma la Iglesia estará más segura de tener sólo buenos. Lo ideal sería tener una comunidad perfecta, integrada por hombres y mujeres, irreprochables, en la que todos hubiéramos descubierto el don de Dios. Pero Cristo que sabe de nuestras limitaciones y de las tentaciones del mundo, no quiere una Iglesia cerrada donde solo estemos los que nos creemos santos, ni es ésta es la manera como su Iglesia salva al mundo.
JESÚS, quiere una Iglesia Santificada por el Espíritu Santo, donde los pecadores consientes de nuestras limitaciones y de nuestros pecados nos cobijemos en Ella, para arrepentirnos y purificarnos, y a través de ese cambio de vida, incluyendo la apertura para saber que todos los seres humanos por muy ruin que sean están llamados a arrepentirse y a disfrutar de la gloria del banquete eterno. Por eso hoy es el día para preguntarnos: ¿Qué retos nos plantea nuestro entorno y cómo podemos actuar para ser verdaderos pescadores del Reino?
Señor JESÚS, gracias por exponernos las naturalezas del Reino, sus vicisitudes y desarrollo, la novedad y exigencias que acarrea el asumirlo. Ayúdanos a entender cada una de Tus Palabras, para hacerla carne en medio de una humanidad sedienta de justicia y de paz. Amén.
