Mateo 11, 28-30: “En aquel tiempo, Jesús dijo: Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
Luego de la alabanza, expresada por Jesús al Padre, por haberse revelado a los pequeños, Jesús abre su corazón a los oprimidos, diciendo: “Vengan a mí, todos los que están cansados y oprimidos que yo los aliviaré”.Y Jesús continua: “Tomen mi yugo y sean mis discípulos, aprendan de mí, que yo soy manso y humilde de corazón, y encontraran descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”. En este relato, exclusivo de Mateo, en el capítulo 11, versículos del 28 al 30, tenemos palabras de revelación de Jesús para todos aquellos que se disponen a ser mansos y humildes de corazón, como lo es el maestro.
Jesús se dirige a todas las personas, en todos los pueblos y en todos los tiempos. Jesús manso y humilde de corazón es la expresión de las bienaventuranzas de los mansos y de los de corazón puro. Por su auto-inclusión en las bienaventuranzas, aun cuando se habla de yugo, este es suave y leve, por tanto es la adhesión a la propuesta del Sermón de la Montaña, como realización de la voluntad del Padre aquí en nuestro mundo.
Los discípulos de Jesús soportaban el fardo pesado y opresor de la religión del Templo y de la sinagoga que los explotaba. Era una religión de rígidas observancias legales y cultuales, que esclavizaban a los fieles al poder religioso.
En el mundo, dominado por los ambiciosos y poderosos, también lidera el pesado fardo de la ideología opresora, tanto sobre los que están metidos en el sistema global, como los excluidos, cada uno a su modo. A todos oprime con su ideología de poder. Es la ideología mantenida por los dueños del poder en vista de la sumisión y de la explotación de los oprimidos.
Sobre la opresión surgen las ansiedades, las frustraciones, los intereses humanos, la violencia, y el miedo, y los excluidos sufren diversas necesidades, hambre, enfermedades, y miseria. Con Jesús, solo llevamos el suave yugo de su amor, que encontramos en su proyecto de liberación y vida plena. Así se da el encuentro con la comunidad, en la amistad, la fraternidad, en el servicio, en la alegría, celebrando la vida.
Contemplando a Jesús en su vida, somos transformados. Reconociendo nuestra identidad como hijos amados de Dios, abriendo nuestro corazón a la acogida de todas las personas. Y acogiendo a Jesús, con su corazón compasivo y misericordioso, y siguiendo sus pasos, empeñado en promover la vida en este mundo, encontremos todos, la plena alegría de su Amor. Amen.