Juan 15, 9-11: “En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
El santoral del día nos presenta la celebración en memorial de San Juan I, papa y mártir, quien murió por defender la fe católica contra los arrianos. Había sido elegido Papa en el año 513 y por no doblegarse ante los intereses de los hombres fue condenado a morir de hambre por el rey Teodorico.
Por su parte la liturgia nos presenta para nuestra vivencia diaria, al del Evangelio de Juan, capítulo 15, verso 9 al 11. Es un texto bien conciso, pero al mismo tiempo rico en enseñanza, ya que después de aclarar que dependemos totalmente de Él, Jesús vuelve a expresar su mandamiento: el AMOR. Es que hay un orden en la construcción de la vida cristiana. Si decimos de entrada: «Debemos amar al prójimo, pues ésta es la única ley», no logramos nada.
Porque cada uno entiende el amor a su manera, hasta que no haya interiorizado el sentir de Cristo. Él nos pide primero compartir su pensamiento: es lo que significaba la expresión: Guarden mis mandatos. Entonces pasaremos a ser sus amigos, al tenerlo como persona que nos ama y que actúa en nosotros. Y luego produciremos el fruto auténtico del amor, del que Cristo es el árbol. El discípulo permanece en el amor de Jesús guardando sus mandamientos, como Él ha guardado los mandamientos del Padre. Todo se resume en un solo mandamiento: amarse unos a otros con el mismo amor de Jesús, que ha llamado a sus discípulos “amigos”, y ha dado la vida por ellos, en un gesto de amor extremo.
Cada creyente tiene conciencia de haber sido elegido gratuita y amorosamente por Jesús, lo que lo libera continuamente del desaliento y de la autosuficiencia. Los discípulos amados por Jesús, estamos llamados a producir en el mundo el fruto del Amor. Hoy es el día para pedirle humilmente a nuestro Señor JESUCRISTO, que nos insufle de su Espíritu para recargarnos de paciencia y de alegría y poder confrontar esta situación tan adversa por la que estamos atravesando y que a ejemplo de San Juan I seamos imagen de su mansedumbre y obediencia. Amen.