EVANGELIO DEL DÍA JUEVES 23 DE JUNIO DEL 2016

 

  Mateo 7, 21-29: “En aquel tiempo Jesús les dijo: No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo.  Aquel día muchos me dirán: ¡Señor, Señor! Hemos hablado en tu nombre, y en tu nombre hemos expulsado demonios y realizado muchos milagros. Entonces yo les diré claramente: Nunca les conocí. ¡Aléjense de mí!, ustedes que hacen el mal. Si uno escucha estas palabras mías y las pone en práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra aquella casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía los cimientos sobre roca. Pero dirán del que oye estas palabras mías, y no las pone en práctica: aquí tienen a un tonto que construyó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra esa casa: la casa se derrumbó y todo fue un gran desastre.» Cuando Jesús terminó este discurso, la gente estaba admirada de cómo enseñaba, porque lo hacía con autoridad y no como sus maestros de la Ley”.

 

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

Con el texto de hoy, Mateo capítulo 7, versículos del 21al 29, cerramos el capítulo 7 y también el gran “Sermón de la Montaña”, iniciado en el capítulo 5, en el cual Jesús hace una presentación general de su Evangelio y deja a sus discípulos un “manual de instrucciones” prácticas.

Podemos dividir el texto de hoy en tres ítems: Quienes va a entrar en el Reino de los Cielos; los dos fundamentos y la autoridad de Jesús. Después de haber hablado sobre los falsos profetas y el cuidado que debemos tener con ellos, Jesús advierte que no basta ‘ser sus seguidores de la boca para fuera’, sino que es más importante hacer la voluntad de Dios: “No todo aquel que me dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino aquel que pone en práctica la voluntad de mi Padre que está en los cielos. En aquel día muchos van a decir: ‘Señor, ¿no fue en tu nombre que profetizamos, expulsamos demonios e hicimos milagros? Yo les diré: No los conozco! Apártense de mi…”

Para ejemplificar sus palabras, Jesús cuenta la parábola de la Casa del hombre prudente, que fue construida sobre roca firme y la casa del hombre insensato, quien la construyó sobre la arena, sin cimientos que la sustenten. Prudente es el hombre que pone en práctica la Palabra de Dios. Insensato, es quien la conoce pero no, la practica. “Aquel día” es el día del juicio final, cuando todo hombre deberá prestar cuenta de su vida a Dios. Entrará a la alegría del Reino de Dios aquel que haya hecho la voluntad del Padre celestial, dado a conocer por el anuncio del Evangelio en Jesucristo.

No podemos ser cristianos solo de fachada, cristianos  de registro de Bautismo y de la Primera comunión. Para ser cristiano no basta conocer la voluntad de Dios. Es necesario transformarla en vida concreta. Delante de Dios solo se construye con la verdad.

Con gran realce de la autoridad de Jesús que lleva a las multitudes a admirarlo, termina el primer gran discurso de Mateo en su evangelio: “Las multitudes estaban admiradas con su manera de enseñar. Él no era como los maestros de la Ley. El enseñaba con verdadera autoridad!”.

Dios quiere más que milagros y profecías, Él quiere nuestra vida, nuestra justicia y nuestro amor, expresado en el servicio al hermano. Pidamos púes que Dios nos dé su gracia y su amor, para que podamos vivir con fidelidad las propuestas del Evangelio. Y que el Espíritu Santo, enviado sobre nosotros en Pentecostés, nos ilumine para anunciar con fervor la verdad del Evangelio.Amen.