
Juan 16, 16-20: “En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me verán, pero después de otro poco me volverán a ver.» Algunos discípulos se preguntaban: « ¿Qué querrá decir con eso: «Dentro de poco ya no me verán y después de otro poco me volverán a ver»? ¿Y qué significa: «Me voy al Padre»?» Y se preguntaban: « ¿A qué se refiere ese «dentro de poco»? No entendemos lo que quiere decir.» Jesús se dio cuenta de que querían preguntarle y les dijo: «Ustedes andan discutiendo sobre lo que les dije: Dentro de poco tiempo no me verán y después de otro poco me volverán a ver. En verdad les digo que llorarán y se lamentarán, mientras que el mundo se alegrará. Ustedes estarán apenados, pero su tristeza se convertirá en gozo”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
El santoral del día nos presenta la celebración en memorial de San Beda el venerable quien vivió entre los años 672 al 735, fue un monje benedictino que vivió con entereza su norma monástica: “ora et labora”, dedicándose al estudio y a la oración. Tenía una gran cultura, y aunque su pasión era el estudio de la historia, nunca descuidó la teología y el culto divino.
Por su parte la liturgia nos presenta para nuestra vivencia diaria, la lectura del Evangelio de Juan, capítulo 16, verso 16 al 20. Es un texto bien conciso, pero al mismo tiempo rico en enseñanza. Así podemos decir que el verbo ver, describe dos tiempos para la comunidad cristiana. Los discípulos han visto a Jesús durante su ministerio terreno, han escuchado su Palabra, han vivido con Él relaciones humanas estrechas y amistosas. Luego no lo han visto por un tiempo, expresión que designa la crucifixión y muerte de Jesús.
Pero a partir de la glorificación de Jesús, los discípulos lo volverán a ver, no como antes, sino de una manera más profunda y real. Después de la resurrección, con la inteligencia del Espíritu, comprenderán plenamente sus Palabras y lo reconocerán como el Hijo de Dios encarnado, glorificado, vivo y dador de vida.
Juan escribió todas estas cosas para la comunidad de su tiempo, que andaba desorientada y sin entender ese misterio tan grande que es sentir la Presencia de Jesús en medio de ellos sin verlo físicamente. Y al actualizar este mensaje para los cristianos de esta era, descubrimos que también nosotros necesitamos de una fe capaz de descubrir su presencia vivificante en medio de nuestras comunidades y en el desarrollo histórico de cada día.
Por eso es que hoy es el día para pedirle humilmente a nuestro Señor JESUCRISTO, que nos insufle de su Espíritu para recargarnos de paciencia y de alegría y poder confrontar esta situación tan adversa por la que estamos atravesando y que a ejemplo de San Beda tengamos siempre presente que hay que orar y trabajar para revertir toda situación adversa. Amen.
