Juan 1, 43-51: “En aquel tiempo, Jesús resolvió partir hacia Galilea. Se encontró con Felipe y le dijo: «Sígueme.» Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y de Pedro. Felipe se encontró con Natanael y le dijo: «Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la Ley y también los profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret.» [46] Natanael le replicó: « ¿Puede salir algo bueno de Nazaret?» Felipe le contestó: «Ven y verás. » Cuando Jesús vio venir a Natanael, dijo de él: «Ahí viene un verdadero israelita: éste no sabría engañar.» Natanael le preguntó: « ¿Cómo me conoces?» Jesús le respondió: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas bajo la higuera, yo te vi.» Natanael exclamó: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le dijo: «Tú crees porque te dije que te vi bajo la higuera. Pero verás cosas aún mayores que éstas. En verdad les digo que ustedes verán los cielos abiertos y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
Juan Evangelista continúa el relato de la formación del primer grupo de discípulos de Jesús, elegidos de entre los discípulos de Juan Bautista. Es el cuarto día después del testimonio del Bautista delante de los sacerdotes y de los escribas enviados desde Jerusalén.
Al comienzo de la narración, Juan el evangelista no dice de dónde vino Jesús. Ahora, en el capítulo 1, versículos 43 a 51, deja claro que Jesús va a Galilea. Andrés, Pedro y Felipe son de Betsaida, en el extremo norte del Mar de Galilea, y Jesús es identificado por Felipe como de Nazaret de Galilea.
Tras la adhesión de Andrés, de Pedro y del discípulo que no tiene nombre, Jesús se encuentra con Felipe y lo llama, «Sígueme». La experiencia del conocimiento de Jesús conduce al discípulo a invitar a otros a compartir la misma experiencia. Felipe encuentra a Natanael y lo llama.
En su primer contacto con Jesús, Natanael lo aclama como rey de Israel. Pero Jesús lo rechaza, afirmándose como un simple ser humano, el «Hijo del Hombre», bajo el cuidado de los ángeles de Dios. Asumiendo la condición humana, Jesús la transforma revelando que los hombres y las mujeres fuimos creados por Dios para ser sus hijos. «Vengan y vean» es la invitación al encuentro con Jesús, Hijo de Dios en la comunidad.
Jesús, Hijo del Dios amor, es la presencia y la comunicación de Dios a los hombres y mujeres en la tierra, de todos los tiempos y de todos los lugares, en su sencilla condición humana. Jesús viene a realizar el proyecto de Dios que es llevar a toda la condición humana a la plenitud en la vivencia de la comunión fraterna, en comunión con Jesús y el Padre.
Jesús nos llama a ser testigos de su amor en el mundo, restaurando la dignidad humana y promoviendo la vida. Que nuestra adhesión a Jesús, el Hijo de Dios encarnado, se haga concreta en nuestras relaciones personales, en un proceso de comunicación comunitaria y de compromiso social. Amen.
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