Lucas 22, 14-20: “En aquel tiempo, llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los apóstoles y les dijo: «Yo tenía gran deseo de comer esta Pascua con ustedes antes de padecer. Porque, se lo digo, ya no la volveré a comer hasta que sea la nueva y perfecta Pascua en el Reino de Dios.» Jesús recibió una copa, dio gracias y les dijo: «Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del jugo de la uva hasta que llegue el Reino de Dios.» Después tomó pan y, dando gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria mía.» Hizo lo mismo con la copa después de cenar, diciendo: «Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes».
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La liturgia diaria nos presenta para nuestra vivencia diaria, la lectura del Evangelio de Lucas, capítulo 22, verso 14 al 20. En texto Lucas, nos quiere enseñar que la Eucaristía será para la Iglesia lo que era la comida del cordero pascual para el pueblo de Israel .Recibió una copa. En la cena pascual, el que presidía recibía sucesivamente cuatro copas, que bendecía y que los asistentes se pasaban.
Ya no volveré a beber del jugo de la uva. Para los judíos, la cena pascual figuraba de antemano el banquete del Reino de Dios. Esto se verifica de modo muy especial para Jesús esa noche. Esto es mi cuerpo (19). El pan consagrado, ¿es sólo una figura del cuerpo de Cristo o es realmente el cuerpo de Cristo? Hubo grandes controversias al respecto entre los católicos y los protestantes. Los católicos entendían que el pan consagrado es realmente el cuerpo de Cristo; los protestantes defendían que no contiene la presencia física del cuerpo de Cristo, y lo consideraban un puro símbolo. La Iglesia afirma que el pan consagrado es a la vez figura y realidad. La presencia del cuerpo no es una presencia física, o sea, material, como si pudiéramos decir: «Jesús está aquí a dos metros de mí.» El cuerpo de Cristo está presente, pero a través de un signo que es el pan consagrado, y está presente conforme está significado.
Esto quiere decir que, siendo el pan un alimento, el cuerpo de Cristo está presente como pan de vida. En la comunión recibimos el cuerpo de Cristo resucitado, es una razón más para pensar que no es una presencia material, sino de otro tipo, no menos real, sino diferente, para tener de Él sustento y vida. A pesar de que su presencia es para el creyente que comulga una realidad misteriosa e íntima, el fin de la eucaristía no es hacer a Jesús más presente, sino renovar y fortalecer la comunión entre él y los participantes en la mesa del Señor.
Mi sangre que es derramada por ustedes (20). Jesús nos entrega el sentido de su muerte: él será el Servidor de Yahvé anunciado por Isaías 53,12, que lleva sobre sí los pecados de una muchedumbre. Por eso, en Mateo y Marcos, Jesús dice: «Mi sangre derramada por una muchedumbre.» Esta muchedumbre la componen en primer lugar los cristianos. Jesús da su vida para purificar a un pueblo que será suyo (Ef 5,27; Tito 2,14). Por esa razón leemos aquí: que es derramada por ustedes, como en 1 Cor 11,24.La alianza nueva. Ver comentario de Mc 14,12.Hagan esto en memoria mía. Con estas palabras Jesús instituye la Eucaristía que la Iglesia celebrará después de él. En memoria mía: pero no para recordar a un muerto. En la Pascua los judíos recordaban la intervención de Dios que los había salvado de Egipto; en la Eucaristía recordamos la intervención de Dios que nos salvó por el sacrificio de su Hijo.
Por eso es que hoy es el día para pedirle humilmente a nuestro Señor JESUCRISTO, que nos insufle de su Espíritu para recargarnos de paciencia y de alegría y poder confrontar esta situación tan adversa por la que estamos atravesando y poder celebrar junto a Él el banquete de la vida eterna. Amen.