EVANGELIO DEL DÍA LUNES 13 DE NOVIEMBRE DEL 2017

Lucas 17, 1–6: “En aquel tiempo, Jesús le dijo a sus discípulos: «Es imposible que no haya escándalos y caídas, pero ¡pobre del que hace caer a los demás!. Mejor sería que lo arrojaran al mar con una piedra de molino atada al cuello, antes que hacer caer a uno de estos pequeños. Cuídense ustedes mismos. Si tu hermano te ofende, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. Si te ofende siete veces al día y otras tantas vuelve arrepentido y te dice: «Lo siento», perdónalo.»  Los apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe.» El Señor respondió: «Si ustedes tienen un poco de fe, no más grande que un granito de mostaza, dirán a ese árbol: Arráncate y plántate en el mar, y el árbol les obedecerá”.

 

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

La Iglesia Universal celebra hoy, entre otros Santos, la fiesta en honor a San Estanislao de Kostka. Este admirable joven Jesuita polaco, se trasladó a Roma para proseguir sus estudios. Murió a temprana edad, sus virtudes y vida cristiana ejemplar lo llevaron al altar.

Por su parte la liturgia diaria nos invita a meditar el Evangelio según San Lucas capítulo 17 versos del 1 al 6. En este texto del evangelista Lucas, nos recuerda una instrucción que nuestro Señor Jesucristo, hizo a sus Apóstoles, sobre las relaciones fraternas, entre ellos, sin ocultar las posibles desavenencias diarias que se presentan. Porque ser puede haber un hermano que empuje al otro a ser infiel a Dios, surge el escándalo, la ocasión de tropiezo. Contra él se lanza un amenazador: “ay”, poniéndolo en guardia ante el desastre final.

Al confrontarnos con el texto, podemos decir que también hoy se sigan suscitando las ofensas entre los creyentes, a lo que pudiéramos agregar, las discriminaciones, el chisme, etc., porque la carne es débil y nos hace proclives al pecado. Ante estas debilidades la Palabra nos invita a pedir la fortaleza espiritual, para enderezar nuestras conductas y poder tener la valentía de la corrección fraterna, de modo que el ofensor se de cuenta del fallo cometido y se arrepienta, y a su vez el ofendido se abra siempre al perdón.

Frente a esta exigencia nada fácil, los Apóstoles le pidieron a Jesús que les aumentara la fe, y el Maestro les hace ver que no se trata de cantidad, sino de calidad, basta tener el germen, ya se irá desarrollando como el grano de mostaza y logrará cosas aparentemente imposible. Por eso es imperativo la súplica para que el Señor nos ayude en ese esfuerzo de construirnos y reconstruirnos en nuestras vidas de creyentes.

Pidámosle a Dios que envíe a nuestros corazones, el Espíritu de la verdad, para que nos ilumine y podamos ser testigos de su presencia y que a imitación de San Estanislao de Kostka, asumamos con valentía y coraje los maltratos del mundo y con la fortaleza del Espíritu Santo perseveremos en la construcción de un mundo más justo y solidario. Amen.