EVANGELIO DEL DÍA LUNES 19 DE SEPTIEMBRE DEL 2016   

            

 

   LUCAS 8,16-18: “En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Nadie enciende una lámpara para cubrirla con una vasija o para colocarla debajo de la cama. Por el contrario, la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz. No hay nada escondido que no deba ser descubierto, ni nada tan secreto que no llegue a conocerse y salir a la luz. Por tanto, fíjense bien en la manera como escuchan. Porque al que produce se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.»

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

El Evangelio de hoy Lucas tiene cuatro «dichos» o sentencias, Jesús, reunidos anteriormente en el Evangelio de Marcos, pero que están dispersos en el Evangelio de Mateo.

De acuerdo con el capítulo 8, versículos 16 a 18, en el Evangelio de Lucas, Jesús afirma: «Nadie enciende una lámpara para esconderla debajo de una vasija o lo pone debajo de la cama; lo pone sobre el candelero, para que los que entran, vean la luz. Ahora, no hay nada oculto que no será descubierto. No hay nada secreto que no haya de ser conocido y se convierta en público. Escuchen !Al que tiene se le dará, y al que no tiene, se Le quitará aun lo que cree que tiene!»

Este conjunto de sentencias, dispersos, da lugar a diferentes interpretaciones. La primera sentencia es sobre la lámpara. Evidentemente, esta no es para estar escondida, pero es para iluminar y dar brillo. Ella se refiere a los discípulos, que no se deben intimidar, más bien deben con osadía proclamar la Palabra que ilumina. En este sentido tenemos el anuncio de Jesús a los discípulos en el Evangelio de Mateo: «Ustedes son la luz del mundo».

La sentencia que sigue sobre lo oculto que se dará a conocer, se refiere a la hipocresía de los fariseos o a los grupos que se juzgaban privilegiados por retener revelaciones particulares. La lámpara es, pues, la palabra que revela y desenmascara la ideología y las prácticas opresoras de los dirigentes de Jerusalén y de las sinagogas. Las cosas ocultas deben hacerse públicas.

Debemos estar atentos al anuncio de la palabra. No recibirlo sólo por curiosidad y con indiferencia, sino más bien acogiéndola y poniéndola en práctica. El dicho final, acerca de «el que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará» es un proverbio crítico de la sociedad de clases donde los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Lucas lo aplica desde el punto de vista de la acogida de la palabra. Quién acoge la Palabra encuentra la vida, quien la rechaza lo pierde todo. También hay una alusión a los gentiles que acogieron a Jesús y los judíos que lo rechazaron y perdieron sus antiguas promesas.

Pidamos a Dios la perseverancia en la fidelidad a su Palabra, para ser testigos de su amor que transforma el mundo. Y que la Palabra de Jesús, aparte de ser luz en nuestras vidas, guie nuestros pasos en la construcción de un mundo nuevo. Amen.