
LUCAS 24, 1-8: 1] El primer día de la semana, muy temprano, fueron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Pero se encontraron con una novedad: la piedra que cerraba el sepulcro había sido removida, y al entrar no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían qué pensar, pero en ese momento vieron a su lado a dos hombres con ropas fulgurantes. Estaban tan asustadas que no se atrevían a levantar los ojos del suelo. Pero ellos les dijeron: « ¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí. Resucitó. Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea: el Hijo del Hombre debe ser entregado en manos de los pecadores y ser crucificado, y al tercer día resucitará.» Ellas entonces recordaron las palabras de Jesús”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo
Ayer la liturgia nos anticipó la celebración de TODOS LOS SANTOS. Hoy nos invita a poner delante de nuestros ojos todos los FIELES DIFUNTOS, y fijar La mirada en nuestra meta última: Vivir bien para alcanzar la santidad junto a Dios en el Reino de los Cielos…
El culto a los muertos tiene gran importancia en el contexto de la religión, en cuanto expresa nuestra acción de gracias a Dios por el don de la vida de nuestros seres queridos, y también el reconocimiento por todo aquel bien que realizaron en su vida.
También para nosotros, cristianos, que ponemos el fundamento de nuestra creencia en el misterio de la muerte y resurrección de Jesús, celebrar la memoria de nuestros fallecidos es celebrar su Pascua definitiva, y ocasión de reafirmar la esperanza de que un día también nosotros resucitaremos, como ellos, a la felicidad eterna.
El Catecismo de nuestra Iglesia Católica, nos enseña un esperanza cierta: “Jesús une la fe en la resurrección a su propia persona: ‘Yo soy la resurrección y la vida’ Es Jesús mismo quién, en el último día, ha de resucitar a los que en El han creído y que han comido su cuerpo y bebido su sangre” (CIC n. 994).
Y es esa la esperanza iluminada que se desprende del texto que nos presenta el Evangelio según San Lucas de la liturgia de hoy: las mujeres sin ver al resucitado, después de recibir el testimonio por parte de dos hombres, llevan la buena noticia a los demás discípulos, y estos a su vez confían en el testimonio de las mujeres.
Y es esta la esperanza que ha sido trasmitida de generación en generación, y por eso para los que creemos en Dios, la vida no termina con la muerte, sino que se transforma, alcanza una calidad superior, mediante el cual se entra en plena comunión con Dios. Por eso es que el día de los DIFUNTOS para quien cree, no es día de luto y tristeza. Es día de esperanza y oración por aquellos que nos precedieron en el cielo! Amén.
