EVANGELIO DEL DÍA LUNES 21 DE NOVIEMBRE DEL 2016

EVANGELIO DEL DÍA LUNES 21 DE NOVIEMBRE DEL 2016

 

   Mateo 12,46-50: “En aquel tiempo, mientras Jesús estaba todavía hablando a la muchedumbre, su madre y sus hermanos estaban de pie afuera, pues querían hablar con él. Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren hablar contigo.» Pero Jesús dijo al que le daba el recado: « ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»  E indicando con la mano a sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Tomen a cualquiera que cumpla la voluntad de mi Padre de los Cielos, y ése es para mí un hermano, una hermana o una madre.»

 

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

Ayer, el último domingo del año litúrgico, celebramos la fiesta de «Cristo Rey del Universo.» La atribución a Jesús con el título de «rey» es una herencia del Antiguo Testamento, en el que predomina el poder y la dominación, oscureciendo la humildad, la sencillez y la solidaridad, características de Jesús.

Jesús es la revelación de la presencia humilde de Dios entre nosotros, en contacto con las multitudes, haciéndose igual a todos nosotros, en todo lo que es bueno, justo y verdadero, para comunicarnos su vida divina y eterna, en la vivencia del amor y la misericordia. Como Hijo de Dios encarnado, Jesús llevó a cabo la comunión de amor y del servicio a toda la creación del Padre, distanciándose muchísimos de la condición de un rey.

Hoy en día, en la liturgia diaria, se celebra la presentación de la Virgen, es decir, su consagración por sus padres, Joaquín y Ana, después de su nacimiento. El Evangelio del día es San Mateo, capítulo 12, versículos 46-50, que nos dice que cuando Jesús estaba hablando a la multitud, su madre y sus hermanos estaban fuera, buscaban hablar con él.

Cuando Jesús se enteró preguntó: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y señalando a los discípulos con la mano, Jesús dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos, por el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos es mi hermano mi hermana y mi madre.»

Esta proclamación de Jesús no pretende cuestionar las relaciones personales dentro de la familia, pero si, causar un cambio en el comportamiento familiar, sobre todo en la tradición de Israel.

No es la tradición de elección y privilegios raciales transmitidos por la familia que importa, sino más bien el compromiso con Jesús en el cumplimiento de la voluntad de Dios, con un amor universal, tejiendo lazos de paz.

Los privilegios, las propiedades acumuladas, las herencias de la familia, quedan sin valor en vista de un bien mayor que es la comunión de vida con los más pobres y excluidos, en comunión con Jesús y Dios Padre bueno.

Viviendo el amor, el servicio, el compartir solidario con los más necesitados, estamos siempre en comunión con la gran familia de Jesús, cumpliendo la voluntad del Padre. Y que en este día Jesús de Nazaret, Dios con nosotros, sea reconocido en sus presencias amorosas y humildes, en nuestra cotidianidad, con los más pequeños, empobrecidos y excluidos. Amen.