EVANGELIO DEL DÍA LUNES 22 DE MAYO DEL 2017

 

  Juan 15, 26-16,4: “En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: cuando venga el Protector que les enviaré desde el Padre, por ser él el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de mí. Y ustedes también darán testimonio de mí, pues han estado conmigo desde el principio.  Les hablo de todo esto para que no se vayan a tambalear. Serán expulsados de las comunidades judías; más aún, se acerca el tiempo en que cualquiera que los mate pensará que está sirviendo a Dios. Y actuarán así porque no conocen ni al Padre ni a mí. Se lo advierto de antemano, para que cuando llegue la hora, recuerden que se lo había dicho”.

 

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

La Iglesia Universal celebra hoy, la fiesta en honor a Santa Rita diminutivo de Margarita, nació cerca de Casia Umbría Italiana. Llamada la perla de la Iglesia, querida y amada por el pueblo. Esposa sufrida y madre admirable, es por lo tanto protectora de los hogares en crisis. El pueblo católico la ha bautizado como la “abogada de las cosas imposibles”. Murió en 1457, su cuerpo permanece incorrupto.

Por su parte la liturgia diaria nos invita a meditar el Evangelio según San Juan desde el verso 26 del capítulo 15, al verso 4 del capítulo 16. En este texto del evangelista Juan, que está enmarcado dentro de la sección de los discursos, Jesús les dice a sus discípulos que no los va a dejar huérfanos, les enviará al Espíritu para unir y fortalecer a la comunidad. Les dará otro Protector: Jesús se refiere al Espíritu Santo, y lo llama el «Paracletos». Esta palabra griega tiene varios sentidos, entre otros: protector, consolador, intérprete.  Protector: el Espíritu guía a los creyentes e inspira su oración para que sea escuchada; Intérprete: el Espíritu nos hace comprender e interpretar para cada tiempo las palabras de Jesús.

1] Jesús está en medio de nosotros y nosotros podemos ser conscientes de su presencia aun cuando esto no haga arder nuestros sentimientos. Lo importante, pues, no es sentir su presencia, sino perseverar en sus caminos. Esto se verificó por primera vez para sus discípulos en el momento en que murió; luego lo vieron resucitado. Esto se verificará también al final de los tiempos, cuando descubramos a Cristo glorioso después de haberlo esperado en la fe.

Esto se verifica también en la vida del creyente. Que ninguno, pues, se crea demasiado seguro en los momentos en que Cristo deja sentir su presencia, como por ejemplo, después de una conversión, en que todo nos parece fácil; no despreciemos a nuestros hermanos a los que, aparentemente, el Señor no concede los mismos favores.

En este proceso la comunidad cristiana está llamada a dar testimonio de Jesús, sostenida por la fuerza y la luz del Espíritu de la verdad, el Paráclito que Jesús nos ha prometido enviar. Mientras los discípulos tenemos que dar testimonio en el ambiente donde vivimos, sufriendo la desesperanza y los avatares del día a día, el Espíritu, nos confirma interiormente la verdad de Jesús en nuestros corazones.

Pidámosle a Dios que envíe a nuestros corazones, el Espíritu de la verdad, para que nos ilumine y podamos ser testigos de su presencia y que a imitación de Santa Rita, asumamos con valentía y coraje los maltratos del mundo y con la fortaleza del Espíritu Santo perseveremos en la construcción de un mundo más justo y solidario. Amen.