LUCAS 21, 1-4: “En aquel tiempo Jesús levantó la mirada y vio a unos ricos que depositaban sus ofrendas en el arca del tesoro del Templo. Vio también a una viuda muy pobre que echaba dos moneditas. Entonces dijo: «En verdad les digo que esa viuda sin recursos ha echado más que todos ellos, porque estos otros han dado de lo que les sobra, mientras que ella, no teniendo recursos, ha echado todo lo que tenía para vivir”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo
Ayer la Liturgia celebraba la Fiesta de Cristo Rey del Universo y hoy estamos iniciando la trigésima cuarta y última semana de este Tiempo Ordinario del año 2015. El próximo domingo, daremos inicio a nuestro caminar de Adviento, iniciando así un nuevo Año Litúrgico que esperamos sea repleto de bendiciones y gracias divinas para todos! Ya que es el año de la misericordia.
El evangelio de hoy, San Lucas, capítulo 21, versículos del 1 al 4 trae una profunda lección de vida en una escena que conmueve. El episodio, muy conocido, se suele llamar del “óvolo de la viuda”.Definitivamente los criterios de Dios no son los nuestros. Estamos acostumbrados a valorar a los demás y sus donaciones por la cantidad, por la belleza y también por su utilidad. Dios mide la ofrenda por el corazón de quién da, por el esfuerzo realizado, por el compromiso de vida que la ofrenda presupone.
La ofrenda trae consigo la vida, la generosidad y la alegría de quien la hace. Por eso las dos moneditas de la viuda pobre valen tanto a los ojos del Señor y le merecen el elogio. Ella no da mucho de aquello que le está sobrando. Da todo lo que tiene para vivir!
El Templo de Jerusalén, que ya era admirado por su riqueza, se había transformado también en un lugar de ostentación y de explotación. No podemos olvidar, que Dios no necesita de nuestro superfluo, porque toda la tierra es suya. Ofrenda perfecta es la que nace de un corazón puro y humilde.
Dios es la seguridad de nuestra vida. Enseña el Catecismo de la Iglesia Católica que “El orgulloso busca el poder terreno, al paso que el pobre en espíritu, busca el Reino de los Cielos. El abandono en las manos del Padre del Cielo libera de la preocupación del mañana. La confianza en Dios predispone para la bienaventuranza de los pobres. Ellos verán a Dios!” (CIC n. 2547). Delante de Dios lo que cuenta es la actitud de confianza y entrega total en sus manos! Por eso es imperativo poner nuestra vida al servicio del hermano.