EVANGELIO DEL DÍA LUNES 3 DE OCTUBRE DEL 2016     

               

    Lucas 10, 25-37: “En aquel tiempo, Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: «Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?»  Jesús le dijo: « ¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?»  El hombre contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Jesús le dijo: « ¡Excelente respuesta! Haz eso y vivirás.» El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: « ¿Y quién es mi prójimo?» Jesús empezó a decir: «Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto. Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vió, tomó el otro lado y siguió. Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, tomó el otro lado y pasó de largo. Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio; pero éste se compadeció de él. Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que él traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo.  Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: «Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta.» [36] Jesús entonces le preguntó: «Según tu parecer, ¿cuál de estos tres fue el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?» El maestro de la Ley contestó: «El que se mostró compasivo con él.» Y Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo.»

 

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

Empezamos el mes de octubre, un mes rico litúrgicamente.  Donde somos invitados a recordar a Santa Teresita de Lisieux, Santa Teresa de Jesús, San Francisco de Asís, Nuestra Señora del Rosario, San Judas Tadeo y es también mes del Rosario… Que en este mes nos sintamos plenamente bendecidos y amados! ¡Paz y Bien!

El Evangelio de hoy es Lucas, capítulo 10, versículos 25-37, se nos narra que un doctor de la ley se acerca a Jesús y le pregunta: «Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?». Jesús simplemente le respondió con otra pregunta: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella? El doctor de la ley contesto: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente ya tu prójimo como a ti mismo.» Jesús le dice: “Has respondido bien. Haz esto y vivirás»

Queriendo justificarse el doctor de la ley pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?». (Los Judíos consideraban “prójimo” Sólo otros Judíos). Jesús cuenta la parábola del buen samaritano (Exclusiva en el Evangelio de Lucas), uno que ayuda a un pobre asaltado y caído al borde del camino y concluye: «Anda, haz tú lo mismo.»

La lección de Jesús es clara; La ley nos dice todo lo que es necesario hacer. Pero de nada vale conocer la ley. Es necesario ponerla en práctica. Convertirlo en acción y la vida cotidiana. El mandamiento del amor a Dios y al prójimo es la síntesis de la Ley. Sólo el amor da sentido y justifica la ley.

Es claro que: «La propuesta del Evangelio no es sólo una relación personal con Dios. Nuestra respuesta de amor no se debe también entenderse como una suma de pequeños gestos personales a favor de algunos individuos necesitados. […] Se trata de amar a Dios que reina en el mundo «(cf. Evangelii Gaudium, n. 180).

La misión de la Iglesia, la construcción del Reino de Dios y el anuncio del Evangelio se realizan en la actitud del samaritano que “se baja de su caballo, se hace cercano del necesitado, ayuda al hombre caído, lo cura, lo lleva a una posada, desembolsa su dinero y se revela en el cuidado al otro como un verdadero hermano

El culto a Dios no se puede separar de la justicia social ni de la solidaridad con los sufrimientos del hermano. Pidámosle a Dios para que nos dé el discernimiento necesario para poder entender Sus Palabras y ponerlas en prácticas con nuestro testimonio de solidaridad hacia los más necesitados. Amen

               EVANGELIO DEL DÍA LUNES 3 DE OCTUBRE DEL 2016   

 

    Lucas 10, 25-37: “En aquel tiempo, Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: «Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?»  Jesús le dijo: « ¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?»  El hombre contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Jesús le dijo: « ¡Excelente respuesta! Haz eso y vivirás.» El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: « ¿Y quién es mi prójimo?» Jesús empezó a decir: «Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto. Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vió, tomó el otro lado y siguió. Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, tomó el otro lado y pasó de largo. Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio; pero éste se compadeció de él. Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que él traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo.  Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: «Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta.» [36] Jesús entonces le preguntó: «Según tu parecer, ¿cuál de estos tres fue el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?» El maestro de la Ley contestó: «El que se mostró compasivo con él.» Y Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo.»

 

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

Empezamos el mes de octubre, un mes rico litúrgicamente.  Donde somos invitados a recordar a Santa Teresita de Lisieux, Santa Teresa de Jesús, San Francisco de Asís, Nuestra Señora del Rosario, San Judas Tadeo y es también mes del Rosario… Que en este mes nos sintamos plenamente bendecidos y amados! ¡Paz y Bien!

El Evangelio de hoy es Lucas, capítulo 10, versículos 25-37, se nos narra que un doctor de la ley se acerca a Jesús y le pregunta: «Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?». Jesús simplemente le respondió con otra pregunta: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella? El doctor de la ley contesto: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente ya tu prójimo como a ti mismo.» Jesús le dice: “Has respondido bien. Haz esto y vivirás»

Queriendo justificarse el doctor de la ley pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?». (Los Judíos consideraban “prójimo” Sólo otros Judíos). Jesús cuenta la parábola del buen samaritano (Exclusiva en el Evangelio de Lucas), uno que ayuda a un pobre asaltado y caído al borde del camino y concluye: «Anda, haz tú lo mismo.»

La lección de Jesús es clara; La ley nos dice todo lo que es necesario hacer. Pero de nada vale conocer la ley. Es necesario ponerla en práctica. Convertirlo en acción y la vida cotidiana. El mandamiento del amor a Dios y al prójimo es la síntesis de la Ley. Sólo el amor da sentido y justifica la ley.

Es claro que: «La propuesta del Evangelio no es sólo una relación personal con Dios. Nuestra respuesta de amor no se debe también entenderse como una suma de pequeños gestos personales a favor de algunos individuos necesitados. […] Se trata de amar a Dios que reina en el mundo «(cf. Evangelii Gaudium, n. 180).

La misión de la Iglesia, la construcción del Reino de Dios y el anuncio del Evangelio se realizan en la actitud del samaritano que “se baja de su caballo, se hace cercano del necesitado, ayuda al hombre caído, lo cura, lo lleva a una posada, desembolsa su dinero y se revela en el cuidado al otro como un verdadero hermano

El culto a Dios no se puede separar de la justicia social ni de la solidaridad con los sufrimientos del hermano. Pidámosle a Dios para que nos dé el discernimiento necesario para poder entender Sus Palabras y ponerlas en prácticas con nuestro testimonio de solidaridad hacia los más necesitados. Amen