Mateo 17, 22-27: “En aquel tiempo, estando Jesús en Galilea con los apóstoles, les dijo: «El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y le matarán. Pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes. Al volver a Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobran el impuesto para el Templo. Le preguntaron: «El maestro de ustedes, ¿no paga el impuesto?» Pedro respondió: «Claro que sí». Y se fue a casa. Cuando entraba, se anticipó Jesús y le dijo: «Dame tu parecer, Simón. ¿Quiénes son los que pagan impuestos o tributos a los reyes de la tierra: sus hijos o los que no son de la familia?» Pedro contestó: «Los que no son de la familia.» Y Jesús le dijo: «Entonces los hijos no pagan. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, vete a la playa y echa el anzuelo. Al primer pez que pesques ábrele la boca, y hallarás en ella una moneda de plata. Tómala y paga por mí y por ti.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
Uno de los grandes santos fundadores de este mes es el que celebramos hoy: Santo Domingo de Guzmán, contemporáneo de San Francisco, que fundó la Orden de los Predicadores, popularmente conocidos como Dominicos. Se dedicó a combatir las herejías de su tiempo, difundió y popularizó la devoción del Santo Rosario a Nuestra Señora Madre María.
El evangelio del capítulo 17, versículo 22 al 27 de San Mateo, en los dos primeros versículos traen el segundo anuncio de la proximidad de la pasión y muerte de Jesús. Él mismo toma la decisión de ir a Jerusalén, consciente de la suerte que lo espera. Por primera vez Jesús habla de que será traicionado por uno de los suyos.
Los discípulos continúan creyendo que Jesús sería el Mesías poderoso y liberador. No comprenden que el Reino predicado por Jesús es un Reino espiritual que va a ser implantado por la victoria sobre el pecado y sobre la muerte. Por eso se llena de tristeza. Al llegar a Cafarnaúm, se dirige al templo. Los cobradores de ‘impuesto del templo’ interrogan a Pedro por su maestro si paga dicho impuesto. Pedro se apresura a responder que sí. Luego, Jesús reformula la pregunta y da instrucciones para que Pedro realice el pago.
Por ser el Mesías el hijo de Dios, Jesús está exento del impuesto, como muestra a Pedro: “Los reyes cobran impuestos de los extranjeros, no de los hijos”. Sin embargo el Templo, que debe ser el espacio de Dios, en una actitud antirreligiosa, está cobrando el impuesto a los hijos. Este texto nos lleva a reflexionar sobre un asunto que genera muchas críticas: una Iglesia de pastores que se preocupan más con la manutención material y tienen un interés exagerado por el dinero.
Para su manutención la Iglesia debe disponer del Diezmo, asumido con libertad. La relación del discípulo con los bienes materiales debe fundamentarse en dos pilares: una gran generosidad en el compartir y una confianza absoluta en la providencia divina.
Continua válido el consejo de Jesús: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura!” (Mt 6,33). Dios nos ama y cuida de nosotros con cariño de Padre. Pidamos pues a Dios para que a lo largo de este día Él nos dé su bendición y nos proteja de todos los males, y que nuestro actuar sea testimonio de su amor. Amen.