Mateo 3, 13-17: “En aquel tiempo vino Jesús de Galilea al Jordán, para encontrar a Juan y para que éste lo bautizara. Juan quiso disuadirlo y le dijo: « ¿Tú vienes a mí? Soy yo quien necesita ser bautizado por ti.» Jesús le respondió: «Deja que hagamos así por ahora. De este modo respetaremos el debido orden.» Entonces Juan aceptó. Una vez bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los Cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Al mismo tiempo se oyó una voz del cielo que decía: «Este es mi Hijo, el Amado; éste es mi Elegido.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
El bautismo recibido por Juan Bautista es el acto inaugural del ministerio de Jesús. Habiendo adherido el bautismo de Juan, Jesús comienza su ministerio itinerante, abandonando el estilo de vida familiar anterior. La narración del bautismo la leemos en el Evangelio de Marcos, el viernes pasado. Hoy tenemos este relato en el Evangelio de Mateo, capítulo 3, versículos 13 al 17. Cuando Jesús pide a Juan que lo bautice, Juan dice: «¿Soy yo que necesito ser bautizado por ti, y tu vienes a mí?».
Jesús, entonces, responde: «Por ahora dejemos las cosas así, ya que conviene para cumplir toda justicia.» Después de ser bautizado, Jesús salió del agua y el cielo se abrió. Juan vio al Espíritu de Dios que bajaba de cielo sobre Jesús en forma de paloma y oyó una voz que decía: «Este es mi Hijo amado; en Él está mi complacencia”.
Los cuatro evangelistas son testigos de la importancia del bautismo de Juan del hecho que Jesús viniera a él para ser bautizado revela el sentido de la encarnación .de Jesús para cumplir el proyecto de Dios, que consiste en rescatar y recuperar la dignidad humana, en todo lo que es bueno, bello, justo y verdadero.
Juan Bautista, con su predicación, sacudió los cimientos de la cúpula religiosa de Jerusalén. Proclamando la conversión a práctica la justicia como camino de liberación del pecado que desestimó las observancias sacrifícales del templo, exigidas por la tradición de la ley. El reconocimiento del bautismo de Jesús por Juan se confirma por el Espíritu que desciende sobre Él y el Padre proclama su plena satisfacción.
Después del bautismo de Juan, Jesús cambia su estilo de vida: abandona lo cotidiano de vida en su tierra y comienzan su misión reuniendo alrededor suyo a muchos discípulos que recorren Galilea, anunciando la llegada del Reino de Dios, en el amor, la justicia y la paz.
El bautismo, que también nosotros recibimos, es un compromiso en el seguimiento de Jesús, para transformar este mundo con el amor de Dios, infundido en nuestros corazones. Pidámosle a Dios para que nos dé el discernimiento necesario y poder entender que la paz verdadera es resultado de la práctica de la justicia, que rompe las cadenas de la opresión y la explotación. Amen.