
Mateo 9, 32-38: “En aquel tiempo, apenas se fueron los ciegos, le trajeron a Jesús, uno que tenía un demonio y no podía hablar. Jesús echó al demonio, y el mudo empezó a hablar. La gente quedó maravillada y todos decían: «Jamás se ha visto cosa igual en Israel.» En cambio, los fariseos comentaban: «Este echa a los demonios con la ayuda del príncipe de los demonios.» Jesús recorría todas las ciudades y pueblos; enseñaba en sus sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba todas las dolencias y enfermedades. Al contemplar aquel gran gentío, Jesús sintió compasión, porque estaban decaídos y desanimados, como ovejas sin pastor. Y dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
El santoral del día nos presenta la fiesta en honor a San Cristóbal, su nombre significa «El que carga o es portador de Cristo». Su martirio es colocado en la persecución de Decio, entre los años 249 y 251. Cristóbal es un Santo muy popular, y poetas modernos, como García Lorca y Antonio Machado, lo han cantado con inspiradas estrofas. Su efigie, siempre colosal y gigantesca, decora muchísimas catedrales, como la de Toledo, y nos inspira a todos protección y confianza.
Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de JESUCRISTO, Según San Mateo capítulo 9, versos del 32 al 38, en el que se relata el encuentro de JESÚS, con las limitaciones de la gente, esta vez le presentan a mudo, víctima de un demonio. Estar endemoniado, equivale aquí, a cerrarse a la comunicación, de allí la mudez.
JESÚS, rompe este yugo haciendo realidad la profecía de Isaías: “la lengua del mudo cantará”. Por eso la lengua del mudo y la de la multitud se desata en alabanzas, en cambio los fariseos tratan de restarle importancia a este milagro y acusan a JESÚS, de ser un medio para el demonio. Se trata de un cliché que se repite frente a cada milagro de JESÚS: la gente confiesa no haber visto jamás algo semejante y los fariseos en cambio, cerrados en sí mismos, como sordos y mudos, gesticulan y emiten improperios contra estos milagros que no les permiten percibir las Buenas Nuevas que trae Cristo JESÚS.
Con este párrafo, que resume en pocas líneas el ministerio de Jesús en Galilea, Mateo quiere demostrar que el Reino de Dios ha llegado y que el mal ya ha recibido un golpe mortal. En Jesús, Dios mismo venía a sanar a la humanidad. Y como esta obra es larga y lenta, debían darse signos visibles a la gente para que creyera en esta curación poco perceptible. Por eso Jesús debía sanar a los enfermos y por eso también hoy las comunidades cristianas deben dar signos de la salvación que anuncian y que traen.
JESÚS nos pide a cada uno de nosotros que pongamos nuestros talentos al servicio de la humanidad para sanar sus dolencias, pero también necesita obreros para la cosecha del Reino de Dios, es decir, para transmitir el llamado de Dios y para congregar a la Iglesia. Los dones de curación de los enfermos no son suficientes, pues el demonio está también presente en las plagas que afectan a la sociedad. Las comunidades cristianas, pues, mostrarán que son capaces de salvar la familia y que es desde el seno de la familia donde se inicia la reconstrucción o la sanación de la sociedad.
Por supuesto que cada comunidad cristiana pide a Dios, y el Espíritu hace surgir en ella los carismas y los ministros que necesita. Pero Jesús se refiere más bien aquí a los que serán obreros para la misión: éstos son y serán siempre poco numerosos, especialmente los que se dediquen a evangelizar y a edificar la Iglesia entre los pobres.
Señor JESÚS, Rico en Misericordia, Tú nos convocas hoy a continuar Tu obra como trabajadores que se ocupen de la abundante mies. Danos la fuerza y la sapiencia para luchar por la reconstrucción del sistema de salud de Venezuela, totalmente destruido por los fariseos de nuevo cuño. Amen.
