EVANGELIO DEL DIA MARTES 10 DE NOVIEMBRE DE 2015

LUCAS 17, 7-10: En aquel tiempo Jesús, dijo a sus discípulos: ¿Acaso tienen un servidor que está arando o cuidando el rebaño? Y cuando éste vuelve del campo, ¿le dicen acaso: Entra y descansa?  ¿No le dirán más bien: Prepárame la comida y ponte el delantal para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?  ¿Y quién de ustedes se sentirá agradecido con él porque hizo lo que le fue mandado? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que les ha sido mandado, digan: Somos servidores que no hacíamos falta, hemos hecho lo que era nuestro deber.» 

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo

La Iglesia celebra hoy un gran Papa: san León Magno, que gobernó la Iglesia a partir del año 440, época de las amenazas bárbaras, demostró gran habilidad en las relaciones con el Oriente, revelando madurez en las controversias. Convocó al Concilio de Calcedonia, el cual definió que la persona de Cristo…posee una naturaleza humana y una naturaleza divina en una única persona.

La Liturgia de hoy nos propone el Evangelio de San Lucas, en el capítulo 17, versículos Del 7 al 10, donde, Jesús se dirige a los apóstoles y a los líderes de la comunidad, mostrando que, como empleados apenas cumplen con su deber, no tienen derecho a recompensa. El privilegio de servir es la recompensa. Escuchemos un poco el texto y preguntémonos  ¿Qué mensaje nos quiere transmitir?

El texto quiere subrayar la relación de servicio del discípulo, y llevarlo a una actitud de humildad. No cabe al discípulo alegar derechos ni exigir remuneración. El hombre, consciente de su condición, debe estar siempre pronto para servir y hacer la voluntad de Dios.

Ese pequeño texto esconde también un aspecto escatológico. Como discípulos, esperamos un día sentarnos en el banquete del Reino de Dios. Antes, tenemos una tarea que cumplir: anunciar el Evangelio y dar testimonio de Jesucristo resucitado!

Recuerda el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium–La Alegría del Evangelio: “La salvación, que Dios nos ofrece, es obra de su misericordia. No es la acción humana, por mejor que sea, que nos hace merecer tan gran don. […] Envía su Espíritu a nuestros corazones, para hacernos sus hijos, para transformarnos y hacernos capaces de responder con nuestra vida a su amor” (EG  n. 112).

La expresión “siervos inútiles” apunta a la absoluta gratuidad y generosidad de nuestro trabajo misionero y evangelizador!