Lucas 17, 7-10: “En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ¿Acaso tienen un servidor que está arando o cuidando el rebaño? Y cuando éste vuelve del campo, ¿le dicen acaso: Entra y descansa? ¿No le dirán más bien: Prepárame la comida y ponte el delantal para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú? ¿Y quién de ustedes se sentirá agradecido con él porque hizo lo que le fue mandado? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que les ha sido mandado, digan: Somos servidores que no hacíamos falta, hemos hecho lo que era nuestro deber.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
El santoral del día nos presenta entre otros santos la fiesta en honor a San Eugenio, su nombre significa bien nacido. Fue Obispo de Toledo, España, en el período Visigodo. Se destacó como teólogo, músico y poeta.
El Evangelio de hoy está tomado de Lucas capítulo 17, versos 7 al 10. El texto relata la breve parábola del siervo diligente, en la cual se presentan dos aspectos aparentemente contrapuestos. Pudiera ser que los responsables de las comunidades cristianas se vean representados en el amo, a quien un criado tiene que servir después de haber trabajado toda la jornada. Pero de golpe el relato toma otros derroteros, esos responsables son los siervos llamados apacentar el pueblo de Dios, compartiendo con él, el Pan de la vida.
Al confrontarnos con el texto, y mirarnos inmersos en una sociedad, marcada por el poder político y económico, y estar tentados todos los días de nuestra existencia a que cada esfuerzo que hagamos para revertir estas estructuras del poder, sean “publicados”, o “reconocidos”, para que nos adulen o nos rindan pleitesía, es precisamente en este momento cuando debemos darnos cuenta que el único dueño y Señor es Dios, ante quien nadie puede, ni debe enorgullecerse por el servicio desempeñado: solo ha hecho lo que le concierne hacer por mandato del dueño de la vida, DIOS.
Hoy como siempre la pedagogía de Jesús, resaltada en este texto del Evangelista Lucas, nos enseña que el auténtico gozo está en el servicio por AMOR, sin esperar una recompensa a cambio, ya que nuestra vida de entrega y de servicio es el mejor premio que Dios nos ha dado.
Pidámosle encarecidamente a Dios Trino y Uno la gracia para poder disfrutar de sus orientaciones, y que en medio de todas estas calamidades por la que está atravesando nuestra sociedad venezolana, podamos aportar nuestro granito de arena a favor de la paz y el reencuentro ciudadano. Amen.