Juan 6,30-35: “En aquel tiempo la gente le preguntó a Jesús: «¿Qué puedes hacer? ¿Qué señal milagrosa haces tú, para que la veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, según dice la Escritura: Se les dio a comer pan del cielo.» Jesús contestó: «En verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del cielo. Es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. El pan que Dios da es Aquel que baja del cielo y que da vida al mundo.» Ellos dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» Jesús les dijo: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
El santoral del día nos presenta entre otros santos la fiesta en honor a Santa Katerí Tekakwitha, llamada la azucena de los indios Pieles Rojas. De una pureza y finura espiritual que la hace admirable a los misioneros franceses que llevan el Evangelio a su pueblo que habitaban al principio de la conquista al norte de EEUU y sur de Canadá.
Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de JESUCRISTO, Según San Juan capítulo 6, versos del 30 al 35, en el que se relata el encuentro de JESÚS, con la gente del pueblo, y sus discursos en la Sinagoga de Cafarnaúm, que con sus preguntas buscan encontrar en el Maestro las respuestas, para muchos satisfacer su curiosidad y otros pocos para el enrrumbamiento de sus vidas.
Se enciende la polémica en la Sinagoga de Cafarnaúm, a propósito del discurso de JESÚS, sobre el Pan de la Vida. Sus interlocutores piensan en el Mesías de modo Antiguo, uno que deba repetir los prodigios del Éxodo, haciendo caer del cielo el Maná. Evocan a sus padres, mientras que JESÚS, está hablando del PADRE. No perciben la inmensa novedad de este viraje. JESÚS, intenta hacerles ver que su fe es ilusoria, ya que el verdadero Pan de DIOS, no fue el Maná, sino la comunicación continua de la vida Divina que se les ofrece ahora, como alimento que dura y da vida definitiva. Frente a los panes, en plural, que indican el alimento material, está el PAN, proporcionado por JESÚS, que es su propia Persona.
En el pasado Dios había facilitado a los israelitas un alimento providencial, el maná, cuando les faltaba todo en el desierto. Pero si Dios se conforma con ser nuestro bienhechor y nosotros vamos a Él en busca de favores, terminamos por fijarnos solamente en las cosas que Dios nos proporciona; casi no se las agradecemos, y luego nos volvemos a quejar. Y así pasó con los israelitas que, después de recibir el maná, se rebelaron contra Dios y murieron en el desierto. Es que las cosas, aunque vengan del cielo, no nos hacen mejores ni nos confieren la vida verdadera.
Por eso ahora Dios propone algo nuevo:JESÚS que se hace nuestro pan cuando creemos en ÉL. El pan que baja del cielo no es una cosa, sino Alguien. Ese pan verdadero nos comunica la vida eterna, pero para recibirlo se necesita dar un paso, o sea, creer en Cristo, porque en Jesús, como en el perfecto espejo de Dios, descubrimos la voluntad del Padre sobre nosotros
Los oyentes de Jesús son todos judíos que creen en Dios y en las Sagradas Escrituras. Pero una cosa es creer en los profetas del pasado, celebrados después de su muerte, y otra reconocer a esos enviados de Dios mientras viven y son discutidos, especialmente cuando el Enviado de Dios es un simple carpintero. También en nuestro tiempo, tenemos que superar las mismas dudas y escuchar a los enviados de Dios que nos enseñan una misión concreta en el mundo de hoy. Somos muchos los que creemos en Cristo, y no queremos escuchar en la Iglesia las voces que nos llaman a la solidaridad, a combatir la indiferencia frente a la indigencia y a la orfandad que está viviendo nuestro pueblo.
Señor JESÚS, ayúdanos a percibir desde lo más íntimo de nuestro ser, la novedad ofrecida por Ti, para poder tener el alimento de Tu comunicación continua que nos ofreces, como alimento que dura y da vida definitiva. Para poder ayudar a muchos a superar esta hambruna del alimento perecedero que padece nuestro pueblo venezolano. Amen.