EVANGELIO DEL DÍA MARTES 4 DE OCTUBRE DEL 2016

 

 

    Lucas 10, 38-42: “En aquel tiempo, Siguiendo su camino, entraron en un pueblo, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra. Mientras tanto Marta estaba absorbida por los muchos quehaceres de la casa. A cierto punto Marta se acercó a Jesús y le dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atender? Dile que me ayude.»  Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, tú andas preocupada y te pierdes en mil cosas: una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.»

 

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

Alegrémonos hoy celebramos a San Francisco de Asís, en este año de misericordia, nosotros también podemos vivir la gracia de los 800 Años de Perdón de Asís y experimentar en el corazón la ternura del amor de Dios! A todos ustedes mucha Paz y bien!

Francisco de Asís revive con fuerza en la Iglesia de hoy no sólo por la figura fascinante del Papa Francisco en su humildad y pobreza, ni a causa de los 800 años de la «Perdón de Asís», y si también por causa de los principales problemas ambientales y por el cuidado con de la vida, retomados por el Papa Francisco en la encíclica Laudato Sí …

En la liturgia de hoy nos encontramos con el Evangelio de Lucas, capítulo 10, versículos 38-42, que relata la visita de Jesús a la casa de los hermanos Lázaro, Marta y María. Acogido por Marta, que asume los cuidados de la casa para recibir a Jesús y María, no ayuda en nada a su hermana y se queda solo para escuchar a Jesús que llega…

A menudo colocamos los ojos en este breve texto, preparados para juzgar o criticar, a Marta por su activismo y sus muchas preocupaciones con las atenciones para recibir a Jesús, o a María por no ayudar en nada a su hermana quedándose simplemente escuchando a Jesús. ..

Pero la cuestión no es tan sencilla. Podemos preguntarnos: ¿El que habla o escribe no quiere ser leído o escuchado? ¿Qué es más importante: dar algo a Jesús o recibir de ÉL lo mejor que tiene para darnos? Jesús mismo nos responde: «María ha escogido la mejor parte, que no le será quitada.»

Jesús vino para dar vida y enseñar. Y esta vida es el único bien necesario. Para lograr esta vida hay que escuchar su enseñanza. Si el sustento es necesario, para vivir es más importante «lo que sale de la boca» de Jesús, sus enseñanzas. Las muchas preocupaciones del mundo pueden ahogar la semilla de la Palabra de Dios.

Dice el Papa Francisco: «Es indispensable que la Palabra de Dios» se haga cada vez más el corazón de toda actividad eclesial. La Palabra de Dios escuchada y celebra alimenta y fortalece interiormente al cristiano y lo hace capaz de ser testimonio «(Evangelii Gaudium n. 174). Y todavía en La Evangelii Gaudium, se nos dice ”Cuando la vida interior cierra a sus propios intereses, deja de tener espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, no disfruta de la dulce alegría de su amor, o siente entusiasmo para hacer el bien “(EG n. 2).

Sin ninguna justificación excesiva, también nosotros debemos cumplir con nuestras tareas diarias sin descuidar la atención a la Palabra de Dios. Con mucha humildad pidámosle a Dios la fuerza necesaria para poder asumir nuestras tareas diarias con mucho amor y alegría en la seguridad que él nos estará acompañando. Amen.