
Juan 6, 35-40: “En aquel tiempo Jesús dijo a la multitud: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed. Sin embargo, como ya les dije, ustedes se niegan a creer aun después de haber visto. Todo lo que el Padre me ha dado vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí, porque yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. Sí, ésta es la decisión de mi Padre: toda persona que al contemplar al Hijo crea en él, tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
El santoral del día nos presenta entre otros santos la fiesta en honor al Beato Andrés Hibernón. En el año 1602, a la edad de 88 años, muere este hermano menor de San Francisco y San Pedro de Alcántara. Con su sola presencia y su ejemplo en el trabajo y en la piedad, lleva a Cristo a muchos moros en la comarca de Gandia. Nació en Alcantarilla de Murcia y vive con radicalidad la espiritualidad Francisana.
Y la liturgia de hoy nos presenta al Evangelio de JESUCRISTO, según San Juan capítulo 6, versos del 35 al 40, donde se destaca la invitación de JESÚS a sus oyentes para que escuchen sus Palabras, ya que los que crean en Él, nunca más “tendrán hambre ni sed”, pero también les recrimina su obstinación por haberlo visto y no creer en Él, ni en sus obras.
Este discurso de JESÚS, sobre el pan, alimento esencial para la vida de los seres humanos, tiene que ver mucho con su pedagogía para enseñar, ya que parte de las necesidades cotidianas del pueblo para que descubran la bondad y la voluntad de Dios. De ordinario el ser humano satisface sus necesidades cotidianas sin necesidad aparente de acercarse a Dios. JESÚS presupone otra necesidad más profunda: la de la solidaridad.
Se destaca aquí el tema de la murmuración contra Dios, haciendo un poco de analogía con aquella del tiempo del Éxodo cuando los judíos murmuraban contra el Padre por darle todos los días el Maná, y ahora los judíos del tiempo de JESÚS, murmuran porque Él les ha dicho que bajó del cielo, de allí el llamado de JESÚS, para que dejen de murmuran y se abran a la acción Salvífica del Dios encarnado JESÚS de Nazaret
Por eso JESÚS, también les advierte que sólo vendrán a Cristo los que el Padre conoce y es que solamente aquellos a quienes el Padre concede esta gracia encontrarán los caminos de Cristo discutido y humilde. Esta afirmación nos confronta, ya que en el mundo y en el seno de nuestra propia Iglesia coexistimos gente de todas las razas los cuales muchas veces nos llamamos cristianos, pero que lejos estamos de sus enseñanzas y de su práctica de vida.
Teniendo en cuenta que aun cuando hayamos dicho todo lo que conviene decir sobre la importancia de los sacramentos o de las obras buenas, y además de eso tengamos una práctica de vida acorde con las exigencias de JESÚS, habrá que volver también a esta afirmación de JESÚS: ninguna diligencia nuestra puede sustituir la elección del Padre que nos llama a conocer a su Hijo según la verdad. Queda claro una vez más que ser seguidor de JESÚS, no es solo un discurso o un deseo, creer en Él es un participar con decisión en su proyecto de vida, que nos haga sentirnos amados, hijos del Padre y hermanos de otros que se preocupan por nosotros.
Oremos en el día de hoy por todos los pueblos del mundo especialmente por el de Venezuela, que sufren hambre, que están sedientos de justicia y de paz, para que Dios que es dador de la abundancia de la vida, permita a todos cubrir sus necesidades y avancen hacia la comunión fraterna de amistad y solidaridad. Amen.
