EVANGELIO DEL DÍA MIERCOLES 22 DE JUNIO DEL 2016   

 

  Mateo 7,15-20: “En aquel tiempo Jesús les dijo: Cuídense de los falsos profetas: se presentan ante ustedes con piel de ovejas, pero por dentro son lobos feroces.  Ustedes los reconocerán por sus frutos. ¿Cosecharían ustedes uvas de los espinos o higos de los cardos?  Lo mismo pasa con un árbol sano: da frutos buenos, mientras que el árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede dar frutos malos, como tampoco un árbol malo puede producir frutos buenos. Todo árbol que no da buenos frutos se corta y se echa al fuego. Por lo tanto, ustedes los reconocerán por sus obras”.

 

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

El evangelio de hoy lo encontramos en San Mateo, capítulo 7, versículos del 15 al 20, donde Jesús advierte a sus discípulos que tengan cuidado con los falsos profetas. La liturgia hace memoria de tres santos: Paulino de Nola (Obispo), Juan Fisher (Obispo) y Tomás Moro (político y canciller). Destacamos los dos últimos.

Juan Fisher y Tomás Moro, con carreras distintas, Obispo y político, ambos son mártires por la misma causa. En esta época en que nos faltan buenos hombres públicos vale recordar que ambos se rehusaron a conceder el pedido de divorcio del Rey Enrique VIII y el de querer ser jefe de la Iglesia. Fueron encarcelados y dieron testimonio de la fe hasta el martirio!

Providencialmente el evangelio nos dice: “Cuidado con los falsos profetas: ellos vienen vestidos de ovejas, de vestidos reales, pero por dentro son lobos feroces. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de las ortigas?  Todo árbol bueno produce  buenos frutos. El árbol malo produce frutos malos. Por los frutos los conoceréis”.

Los falsos pastores son una constante amenaza en la vida de los discípulos de Jesús. Y están por todas partes, vestidos de los colores más diversos, disfrazados tanto de ovejas piadosas como de pastores. Es necesario estar atentos a lo que hacen… los Lobos devoran las ovejas tanto en la Iglesia como en la sociedad.

Hoy se ha vuelto muy fácil abrir una puerta para la calle y “crear” una nueva iglesia, que al poco tiempo crece y se vuelve un excelente negocio y fuente de renta segura. El evangelio es la luz que orienta nuestra vida. Cuanto más cerca del evangelio de Jesús, más auténtica es la vida religiosa y civil.

En el fondo, el evangelio de hoy hace también una advertencia a los sacerdotes y a todos los que tienen un mandato especial de “predicar” la salvación: verificar en la propia vida la verdad de aquello que anuncian. Pero es también una advertencia a todos los cristianos: El cristianismo más que una doctrina, es “una forma de vida”.

En su exhortación apostólica el papa Francisco llama la atención hacia un “mundanizmo” espiritual, que se esconde detrás de apariencias de religiosidad y hasta del mismo amor a la Iglesia,  que busca en vez de la gloria del Señor y su cruz, la gloria humana y el bienestar personal” (La Alegría del Evangelio, n. 93).

Los frutos de la Iglesia y de la predicación son las obras del Reino: la santidad de sus miembros manifestada en la justicia y  en la caridad. Que el Espíritu Santo ilumine nuestras vidas y nos conserve fieles en el seguimiento de Jesús y en la práctica del Evangelio. Que Él nos de fuerza para cargar nuestra cruz, como Cristo y coraje para enfrentar las adversidades de esta vida. AMÉN