EVANGELIO DEL DÍA MIERCOLES 23 DE MARZO DEL 2016

  MATEO 26,14-25: “En aquel tiempo, uno de los Doce, que se llamaba Judas Iscariote, se presentó a los jefes de los sacerdotes y les dijo: «¿Cuánto me darán si se lo entrego?» Ellos prometieron darle treinta monedas de plata. Y a partir de ese momento, Judas andaba buscando una oportunidad para entregárselo. El primer día de la Fiesta en que se comía el pan sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: « ¿Dónde quieres que preparemos la comida de la Pascua?» Jesús contestó: «Vayan a la ciudad, a casa de tal hombre, y díganle: El Maestro te manda decir: Mi hora se acerca y quiero celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa.» Los discípulos hicieron tal como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Llegada la tarde, Jesús se sentó a la mesa con los Doce. Y mientras comían, les dijo: «En verdad les digo: uno de ustedes me va a traicionar.» Se sintieron profundamente afligidos, y uno a uno comenzaron a preguntarle: « ¿Seré yo, Señor?»Él contestó: «El que me va a entregar es uno de los que mojan su pan conmigo en el plato. El Hijo del Hombre se va, como dicen las Escrituras, pero ¡pobre de aquel que entrega al Hijo del Hombre! ¡Sería mejor para él no haber nacido!» Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó también: «¿Seré yo acaso, Maestro?» Jesús respondió: «Tú lo has dicho.»

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

En la liturgia de la Semana Santa, hoy, tenemos la lectura del evangelio de Mateo, capítulo 26, versículos del 14 al 25, en el cual se retoma el tema de la traición de Judas. En este relato de Mateo, los discípulos reciben las orientaciones de Jesús para preparar la cena pascual.

Sin embargo, antes de la cena, Judas ya había buscado a los jefes de los sacerdotes del Templo de Jerusalén y había combinado con ellos el precio de treinta monedas de plata, si le entregaba a Jesús. Como en el evangelio de Juan, leído ayer, es durante esta última cena que Jesús advierte a los discípulos: que uno de ellos lo entregará a los jefes de los sacerdotes. Los discípulos, conscientes de su debilidad, preguntan: ¿seré yo maestro, seré yo? Por último, Judas pregunta, si es él, y Jesús le responde tú lo has dicho.

Resaltando la traición de Judas, la liturgia de esta Semana Santa prepara la celebración de la Pasión, en este próximo viernes santo. La tradición de la Pasión, formada sobre la influencia de las tradiciones de la religión sacrificial del Antiguo Testamento, presenta el sufrimiento como camino necesario para la salvación.

Sin embargo, atentos a la práctica de Jesús vemos que su vida fue la plena manifestación de amor que libera, quitándole importancia al sufrimiento y promoviendo la entrega de la vida.

En consecuencia fue perseguido hasta la muerte. Tanto el sufrimiento de las multitudes de excluidos, como de Jesús, resultan del sistema opresor. Sobre el control de las minorías opresoras que compran a personas como Judas. Judas representa el rechazo de la vida por la ambición del dinero.

La sociedad neoliberal globalizada tiene esta característica, al igual que el gran imperio de este mundo y sus aliados que hacen la guerra y destruyen la vida, movidos por esta ambición. Estos producen una ideología y una cultura de ambición y violencia que pasa a ser asimilada por muchos.

Por eso, el Dios de la vida prevalece sobre la muerte. Contemplando a Jesús a lo largo de su vida terrena, en la cual tenemos la revelación del Dios del amor, somos fortalecidos en nuestra esperanza, siguiendo el camino que nos lleva al Padre.

Jesús, don de Dios al mundo, es la fuente de la vida, comunicando esperanza, alegría y felicidad. Pidámosle al Dios del amor y comunicador de la vida, que nos ampare y nos sustente sobre todas las cosas y de cualquier negatividad que se manifieste en este mundo. Amen.