EVANGELIO DEL DÍA MIERCOLES 7 DE DICIEMBRE DEL 2016

         

 

    Mateo 11, 28-30: “En aquel tiempo, Jesús dijo: “Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana”.

 

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

La Iglesia celebra hoy la fiesta en honor a San Ambrosio. Nacido en una familia cristiana, y educado en Roma, gobernó Liguria y Emilia. Yendo a Milán para evitar disturbios en la elección del nuevo obispo, fue nombrado obispo de repente, cargo que desempeñó con valor y eficacia. Preparó a San Agustín para la conversión y lo recibió en la Iglesia.

El texto de hoy es la conclusión del capítulo 11 del Evangelio de Mateo. «Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los haré descansar. Tomen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón y encontrarán descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera”. Este breve texto contiene dos llamadas de Jesús, interconectado pero distintos: «Vengan a mí todos ustedes» y «sean mis discípulos».  A diferencia de la praxis de los maestros de Israel, la enseñanza de Jesús está marcada la tolerancia y la humildad.

Los capítulos 11 y 12 de Mateo muestran la violencia de la oposición que hacen contra el Reino, especialmente por los fariseos y doctores de la ley, poniendo de relieve los misterios del Reino «estas cosas», ocultas a ellos, los fariseos, y reveladas por Jesús a la gente pequeña y sencilla. En otras palabras, Jesús dice que los pobres, los que sufren y los marginados son los bienaventurados que encuentran consuelo en ÉL, el único lo puede dar porque para esto fue enviado por el Padre, y para revelar eso se hizo pequeño y débil como nosotros.

Los pobres, por un lado, son los preferidos de Dios, por el otro lado, son los que se convierten en verdaderos discípulos de Jesús, al aceptar la palabra del Evangelio y vivir el mandamiento del amor. Este es precisamente el camino que Jesús nos señala hoy.

La exhortación del Papa Francisco, La alegría del Evangelio dice: «la conversión espiritual, la intensidad del amor a Dios y al prójimo, el celo por la justicia y la paz, se requiere que el significado evangélico de los pobres y de la pobreza es exigido a todos» (EG n. 201).

Jesús nos repite la invitación: «Venga a mí todos ustedes que están cansados y yo los haré descansar!» Dios es nuestra fuerza y nuestro refugio. Su gracia es la luz que ilumina nuestras vidas y nuestras acciones. Que Dios bendiga hoy nuestros pasos en la búsqueda del bien en la construcción de un mundo justo y fraterno. Amen.