EVANGELIO DEL DÍA VIERNES 15 DE JUNIO DEL 2018  

 

Mateo 5, 27-32: “En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: «No cometerás adulterio.» Pero yo les digo: Quien mira a una mujer con malos deseos, ya cometió adulterio con ella en su corazón.  Por eso, si tu ojo derecho te está haciendo caer, sácatelo y tíralo lejos; porque más te conviene perder una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te lleva al pecado, córtala y aléjala de ti; porque es mejor que pierdas una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. También se dijo: «El que se divorcie de su mujer, debe darle un certificado de divorcio.» Pero yo les digo: Si un hombre se divorcia de su mujer, a no ser por motivo de infidelidad, es como mandarla a cometer adulterio: el hombre que se case con la mujer divorciada, cometerá adulterio”.

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

El santoral del día nos presenta entre otros santos la fiesta en honor a Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, religiosa española, fundadora de la congregación de Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad. Nació en Madrid, España el 1 de enero de 1809 y murió en Valencia, España, el 24 de agosto de 1865. El 7 de junio de 1925 el Papa Pío XI la proclamó beata, el mismo pontífice la canonizó el 4 de marzo de 1934.

Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Jesucristo según San Mateo, capítulo 5, versos del 27 al 32 En esta lectura continuada del capítulo 5 del Evangelio según San Mateo JESÚS, siga haciendo realidad su compromiso de darle plenitud a la Ley por eso de manera escalonada va explicando cada uno de los mandamiento con su característica expresión pedagógica: “Ustedes han oído que se dijo… Pero yo les digo”.

La enseñanza de hoy es sobre el adulterio. Jesús vuelve a poner la fidelidad entre las leyes del mundo interior, ahí mismo donde viene a reinar Dios, el Fiel. Para muchos la fidelidad conyugal es una ley pesada y pasada de moda, la que se contentan con admirar en los demás, pero que para nosotros mismo es una carga difícil de poder sobre llevar muchas veces porque nos verán como extraños y otras veces porque preferimos ajustarnos a las desviaciones de las sociedad que a la verdad y claridad que nos presenta la Palabra de Dios.

Muy pertinente es destacar que la grandeza y dignidad del matrimonio se destaca con frecuencia en la Sagrada Escritura. JESÚS quiere que la vida matrimonial no se rija únicamente por preceptos jurídicos, que se fijan únicamente en los aspectos externos, de acuerdo a los cuales el adulterio es el enemigo. Para JESÚS la base del matrimonio es el Amor, por eso el discípulo de JESÚS, que vive la vida cristiana desde el matrimonio, está llamado a amar exclusivamente a su cónyuge. El esposo que ama a su esposa no tiene ojos para otra mujer; así mismo la esposa que ama a su esposo no tiene ojos para otro hombre.

JESÚS coloca el sentido del mandamiento no en realidades externas, sino en el mundo interior de la persona donde se gesta la fidelidad o la infidelidad, para Él el simple deseo aun cuando no sea consumado es una falta de respeto a uno mismo, a su pareja y a Dios. JESÚS llama a los esposos no solo a evitar el adulterio, sino a amarse siempre y exclusivamente. La vida matrimonial concede a los esposos la oportunidad de ejercer la misericordia en cada instante, como realización de la propia situación del creyente.

Por eso es que los cristianos hemos de estar convencidos que la Fuerza del Amor puede transformar al mundo, pero para hacer efectivo y creíble el primado del Amor, es importante que comencemos a vivir de manera plena las exigencias del Reino. De allí que sea muy pertinente preguntarnos: ¿lucho eficazmente contra las pasiones que buscan enseñorearse en mi vida?

Señor JESÚS, te pedimos que nos ayudes a luchar contra las bajas pasiones que amenazan a diario la paz y la tranquilidad de los hogares del mundo. Porque si tenemos familias donde reine el Amor y el respeto, tendremos una sociedad de valores, donde impere la solidaridad, la equidad y la justicia. Amen.