EVANGELIO DEL DÍA VIERNES 19 DE ENERO DEL 2018 

                  

     Marcos 3,13-19: “En aquel tiempo, Jesús subió al monte y llamó a los que él quiso, y se reunieron con él. Así instituyó a los Doce (a los que llamó también apóstoles), para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, dándoles poder para echar demonios. Estos son los Doce: Simón, a quien puso por nombre Pedro; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo, a quienes puso el sobrenombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, el hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo, y Judas Iscariote, el que después lo traicionó”.

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

El santoral del día nos presenta entre otros santos la fiesta en honor a San Mario. Según la tradición este santo llegó con su esposa y sus dos hijos desde Persia a la costa Italiana en el año 207. Allí les toca enfrentarse a la cruel persecución sufrida por los cristianos, donde mueren dando testimonio de su fe.

Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Jesucristo según San Marcos, capítulo 3, versos del 13 al 19. En el que se relata el llamado que JESÚS, hace a sus Doce apóstoles o colaboradores más cercanos. Asediado por el sinnúmero de afligidos que buscan un alivio para sus males, JESÚS se busca ayudantes.

Fue en un cerro donde Moisés y Elías se reunieron con Dios: Allí les confió Dios su misión (Ex 19; 1 Re 19). Y fue en un cerro donde Jesús llamó a los que iba a asociar de manera especial a su propia misión: estarán con Él, y anunciarán la Palabra y expulsarán demonios. Marcos nos indica así lo que es la Iglesia: una comunidad reunida por Jesús y alrededor de Él, donde los hombres reciben la Palabra de Dios y son librados de la esclavitud del demonio.

Esos Doces son llamados dentro de un grupo mayor de seguidores que de acuerdo a sus posibilidades continúan aprendiendo directamente de JESÚS, y acompañándolo en muchas de sus actividades. JESÚS, elige a los Doce para que vivan con Él y para ser los primeros multiplicadores de su acción evangelizadora.                                                                 El evangelista Marco nos presenta este texto para que sea leído en la lógica del seguimiento y del discipulado y no bajo una interpretación jerarquizante y exclusivista. Por eso es que los Doce son llamados a intensificar su experiencia de vida, no a imponer sus criterios a los demás miembros de la comunidad, por lo que cada uno de los llamados lejos de sentirse como los más idóneos, se siente como los menos aptos, por lo cual necesitan intensificar su preparación para asumir integralmente su misión. En el siguiente capítulo Marcos nos dará la síntesis de las enseñanzas de JESÚS, arropadas con imágenes y en un lenguaje sencillo y comprensible para todos.

Además de la Convivencia con JESÚS, y del envío a predicar, los Doce también reciben el poder para luchar contra el mal. La expulsión del maligno completa los tres elementos que caracterizan el llamado de los Doce. Pero ¿quiénes son estos hombres que reciben tal responsabilidad y reconocimiento dentro de la comunidad de JESÚS? Son pues, personas simples y sencillas como tú y como yo, que ponen al servicio de Las Buenas Nuevas, todas sus capacidades y recursos.

¿Qué sabemos de estos Doce que pasarían a ser los más cercanos colaboradores de JESÚS, las bases de su Iglesia, los maestros de la fe? El núcleo del grupo lo formaban pescadores del lago, y con ellos un publicano, Mateo; un maestro de la Ley, Bartolomé, y algunos más, de los cuales sólo sabemos que Jesús los había escogido entre hombres del pueblo. Él había venido para salvar a todos, pero su obra la empezaría con los pobres. JESÚS no pertenecía más a los pobres que a los ricos, pero como cualquier hombre debía ubicarse en un ambiente y en un grupo social. Siendo hijo de artesanos, se había ubicado entre la gente sencilla. Y por eso, llegada la hora, hallaría a sus apóstoles entre la gente común, hombres sencillos pero responsables.

Señor JESÚS, danos el discernimiento necesario, para que a imitación de tus primeros colaboradores sepamos entender que el servicio está por encima de la vanidad de creernos imprescindibles y así podamos inscribir nuestros nombres en banquete de la vida eterna. Amen