Marco 12, 28-34: “En aquel tiempo, se adelantó un maestro de la Ley. Había escuchado la discusión, y se quedaba admirado de cómo Jesús les había contestado. Entonces le preguntó: « ¿Qué mandamiento es el primero de todos?» Jesús le contestó: «El primer mandamiento es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es un único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Y después viene este otro: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento más importante que éstos.» El maestro de la Ley le contestó: «Has hablado muy bien, Maestro; tienes razón cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todas las víctimas y sacrificios.» Jesús vio que ésta era respuesta sabia y le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios.» Y después de esto, nadie más se atrevió a hacerle nuevas preguntas”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
Mañana sábado celebraremos la solemnidad de la Anunciación. Nueve meses a partir de ahora vamos a estar reviviendo la alegría de la encarnación del amor de Dios entre nosotros.
El Evangelio de Marcos, capítulo 12, versículos 28 a 34, nos trae hoy una controversia clásica entre Jesús y los escribas. Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó. Maestro, ¿qué mandamiento es el primero de todos? La pregunta para nada sorprende a Jesús que responde: El primero es éste: Escucha, Israel, El Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas y el segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
La gran revelación que Jesús trajo al mundo fue el inmenso amor de Dios por su pueblo y su creación, enviando a su único Hijo para salvar a todas las personas por su sangre derramada en la cruz y el único es vivir el mandamiento del amor, síntesis de todos los mandamientos. La buena nueva enseñada por Jesús nos lleva a una relación íntima y profunda con el amor de Dios y a una relación de solidaridad y con nuestro prójimo, es imposible amar a Dios y no ir al encuentro del prójimo necesitado.
El escriba sin duda era consciente de los 248 preceptos y 365 prohibiciones a la luz de las cuales eran interpretadas toda la ley y los comportamientos, sin embargo aprobó la palabra de Jesús en relación al mandamiento del amor. La enseñanza de Jesús reorienta la práctica de ley a su función original determinando así el encuentro de Dios con las personas, y de éstas entre sí en el amor de Dios. Nuestro amor a Dios será autentico si nos lleva el amor por los hermanos necesitados.
La pregunta del escriba trae también una importante colaboración litúrgica: y es que la vida y el culto no son dos realidades independientes, sino que ambas se completan en el amor. La vida puede convertirse en liturgia, y la liturgia debe englobar la vida diaria. Todo lo demás es ritualismo!
En la Eucaristía, mientras hacemos nuestra acción de gracias al Padre en respuesta a su iniciativa de amor, los cristianos estamos invitados a unirnos a todas las personas, acogiendo a todos como hermanos en Cristo. Hagamos pues, rememorar cada día en nuestras mentes y nuestros corazones este acontecimiento fundante de nuestra condición de cristiano. Amen.