
Mateo 9, 14-15: “En aquel tiempo se acercaron a Jesús, los discípulos de Juan y le preguntaron: «Nosotros y los fariseos ayunamos en muchas ocasiones, ¿por qué tus discípulos no ayunan?» Jesús les contestó: «¿Quieren ustedes que los compañeros del novio estén de duelo, mientras el novio está con ellos? Llegará el tiempo en que el novio les será quitado; entonces ayunarán”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
El santoral del día nos presenta entre otros santos la fiesta en honor a San Onésimo. Esclavo que logra ser bautizado por San Pablo. El bautismo significó para él, “libertad” de cuerpo y alma, y se transformó en un gran catequista. Vivió en la ciudad de Colosa, la cual recibió de San Pablo, la Carta a los Colosenses. Este Santo nos dejó con su nombre un gran legado: es mejor ser útil que importante.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Jesucristo según San Mateo, capítulo 9, versos del 14 al 15 En el que se relata el encuentro de JESÚS, con los discípulos de Juan el Bautista, y en el que estos últimos le recriminan a JESÚS, la actitud anti litúrgica de sus discípulos al no observar la práctica del ayuno que para el pueblo judío era algo muy estricto.
Recordemos que para el pueblo Judío los momentos de ayunos litúrgicos estaban muy bien estipulados en los calendarios semanales y anuales. También se ayunaba por diversas circunstancias y motivos. Por eso los discípulos de Juan, junto con los de los fariseos, no logran entender porque los discípulos de JESÚS, no asumen con seriedad esta tradición religiosa de su pueblo.
Ante el cuestionamiento la respuesta de JESÚS, es contundente y sorprendente: en una fiesta de boda nadie va hacer penitencia ni ayunar, todo el mundo está contento. JESÚS pone de manifiesto que su presencia en la tierra, tiene un sentido festivo similar a una fiesta nupcial. JESÚS anuncia y testimonia una buena noticia de parte de Dios, cuando Él ya no esté con sus seguidores, entonces si habrá la necesidad de ayunar.
Al confrontarnos con el texto, vemos que durante la Cuaresma la Liturgia propone toda una Catequesis, tocando diversos puntos de la auténtica vida de fe, de la feligresía. Hoy pone de relieve la dimensión de la interioridad que debe sustentar la actitud del creyente. Sobre el tema del ayuno frente a quienes se permiten acusar de inobservantes a JESÚS y sus discípulos, el Maestro da una respuesta que vuelca totalmente el punto de vista; asimila su convivencia con los discípulos no a un tristón acto de culto o de ascetismo, sino a un banquete de bodas. Es una realidad sorprendente, una perspectiva absolutamente nueva, de modo que los criticones se sienten desplazados.
Nuestro Dios lo es de la vida y de la alegría no del arrastre, ni siquiera de la melancolía. Las prácticas devocionales de piedad y de religiosidad no tienen sentido por si sola. Cuando irrumpe el Reino en medio del pueblo, solo hay cabida para la alegría y el gozo. Por eso es que es hoy es oportuno preguntarnos ¿Cómo vivimos nuestra experiencia de la presencia del Reino de Dios en nuestras vidas personales, familiares y comunitarias?
Haznos percibir y gustar, Señor que nuestras privaciones sin Ti, no significan nada. Y tampoco tienen calibre si no repercuten positivamente en bien de todos nuestros semejantes. Amen.
