Lucas 1, 46-56: “En aquel tiempo dijo María: Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque se fijó en su humilde esclava, y desde ahora todas las generaciones me dirán feliz. El Poderoso ha hecho grandes cosas por mí: ¡Santo es su Nombre! Muestra su misericordia siglo tras siglo a todos aquellos que viven en su presencia. Dio un golpe con todo su poder: deshizo a los soberbios y sus planes. Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos, y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su siervo, se acordó de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a sus descendientes para siempre. María se quedó unos tres meses con Isabel, y después volvió a su casa”
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
El santoral del día nos presenta entre otros santos la fiesta en honor a Santa Francisca Cabrini, vivió entre los años 1850 y 1917. La Madre Cabrini, fue gran evangelizadora en los EEUU. Fundó la congregación de las Misioneras del Sagrado Corazón.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio según San Lucas, capítulo 1, versos 46 al 56. En el que se relata la oración expresada por María, mejor conocida como el Magnificat, que es llamado así por su primera palabra en la traducción latina, y es un himno de acción de gracia Dios por la realización de su obra salvadora a favor de Israel, compuesto con frases y reminiscencias de textos del Antiguo Testamento. Tiene como modelo al cántico de Ana, una mujer estéril a quien Dios le concede un hijo (1Sm 2,1-10), y los cantos de los pobres del Señor presente en los Salmos. María encarna al nuevo Israel, que da gracias a DIOS, porque cumplió todo lo anunciado en las Escrituras. María es dichosa, porque en ella DIOS comenzó las grandes obras con las que cumplió su promesa de socorrer a los pobres y desvalidos de la humanidad.
En la espiritualidad Mariana enfatizamos: “el silencio de María”, como una virtud a imitar. Este silencio de María, la niña de Nazaret lo rompe hoy, y con voz potente deja escuchar su canto para anunciar que DIOS, sigue estando al lado de los que no tienen medicina, ni comida, ni un techo donde cobijarse. Con su canto María, denuncia las injusticias que oprimen al pueblo, porque en definitiva la gente no es pobre porque así lo quiere DIOS, de que unos poquitos lo tengan todo y una inmensa mayoría no tenga nada, sino porque en la tierra se ha instaurado el gobierno del mal que busca cada día acrecentar estas brechas.
Por eso es que el gran reto que hoy nos lanza María, es el de creer en el DIOS de Israel, y que Ella y su Hijo representan, para que las personas y el planeta tierra que habitamos vuelvan a ser fecunda y bendecida. Hoy también es un día para revisarnos profundamente y ver cómo está nuestra conciencia para saber cuántas veces hemos dado gracias por lo mucho o por lo poco que todos os días recibimos y que en vez de estar claros de que poco o nada hemos hecho para merecer tantas bendiciones y sin embargo malgastamos muchos segundos de nuestras vidas lamentándonos y quejándonos por todo.
¡Abramos nuestros corazones para alegrarnos con el mensaje de liberación que María nos trae y asumamos con mucha valentía la lucha social para cambiar estas estructuras de pecado que hoy esclavizan a nuestro pueblo Venezuela y volvamos a ser una sociedad de humanos con corazones de carne que palpiten ante el dolor ajeno. Amen.