¿Las pesadillas recurrentes pueden ser ataques espirituales?

Pregunta:

Querido Padre John, cuando era un niño solía tener pesadillas recurrentes sobre serpientes, ratas, perros salvajes y la sensación de estarme asfixiando. Un sacerdote vino a mi casa y le dijo a mi familia que rezáramos todas las noches antes de ir a dormir, y que eso me ayudaría. Funcionó. He leído lo que ha dicho el Padre Fortea sobre esta clase de pesadillas y estoy más convencido de que era eso lo que me pasaba. Realmente me asustó al principio pero ahora me pregunto ¿por qué me pasaba a mí? Y ¿cómo puedo evitar que pase de nuevo? Me vendría bien algo de ayuda con eso. Gracias.

«Aunque no hay manera de saber cuando una pesadilla tiene una causa natural y cuando demoníaca, sólo podemos sospechar que tienen un origen demoníaco cuando hay otros indicios en la vigilia que así lo indican. Hay casos en los que ningún psiquiatra acaba de encontrar causa alguna razonable, ni consciente ni subconsciente, para que una persona normal durante un mes o más sufra todas las noches terrores nocturnos que le hagan despertar empapado en sudor y gritando. Estos periodos de pesadillas intensísimas a veces están ligadas a cosas tales como haber hecho un rito esotérico o a comenzar una vida espiritual más intensa. Aconsejaría en estos casos usar agua bendita y pedir antes de dormir a Dios que nos proteja de cualquier influencia demoníaca durante la noche. Si haciendo eso cesaran las pesadillas de forma absoluta, eso sería un signo de su origen» (Padre Exorcista José Antonio Fortea, en su libro Summa Daemoniaca)

Respuesta del Padre John Bartunek, LC

Quizá nunca lleguemos a encontrar una respuesta específica como porqué sufriste este ataque espiritual, pero no creo que eso deba importarte, una respuesta general es suficiente sobre lo sucedido. Ahora, quiero aclarar tus dudas sobre el pasado y el futuro.

¿Qué sucede con el pasado?

En general sabemos que estamos comprometidos en una batalla espiritual. La tierra, este mundo caído, es realmente un campo de batalla entre el bien y el mal. Y así como Dios y sus ángeles esparcen buenas influencias para ayudarnos espiritualmente, Satanás y sus secuaces están interesados en impedirlo y en distanciarnos de Dios. La mayor parte del tiempo sus ataque simplemente toman la forma de tentaciones. En tu caso, podría ser una distracción el querer saber porqué te sucedieron ciertas cosas en el pasado. De acuerdo con lo que has relatado, pareciera que en realidad no necitas saber eso y que quizá sea irrelevante. Te sugiero que simplemente le preguntes a Dios porque pasaron esas cosas, si Dios en su sabiduría considera que necesitas saberlo, luego de hacer esa plegaria podrás dejar a un lado ese pensamiento, y confiar que Dios se encargará de eso.

¿Y qué ocurrirá en el futuro?

En cuanto a evitar fenómenos similares en el futuro, pienso también que podría ser una distracción. Sabes lo que Dios quiere de ti: que sigas su voluntad, que crezcas en tu amor por Él y por tu prójimo, que evites el pecado, que pongas tu vida y tus talentos al servicio de su Reino, que disfrutes de sus regalos y lo glorifiques respondiéndole con generosidad… Si buscas crecer en tu relación con Dios de manera intencional, amorosa y consciente, no necesitas preocuparte sobre lo que podría o no pasar. Crecerá en tu consciencia que Dios es nuestro Padre, nuestro Buen Pastor que siempre nos acompaña y nos protege, incluso en el medio de una batalla espiritual. Lo que sea que Él permita en nuestras vidas, cae bajo el alcance de su infinita sabiduría, y Él puede traer beneficios de ello, incluso cuando parece difícil o absurdo en el momento. Así que sugiero que sigas el consejo de San Pablo, en cuanto a lo que el futuro puede traer consigo:

“No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.”(Filipenses 4,6-7)

¡Dios te bendiga!