Los obispos colombianos invitan a construir una «cultura de encuentro» tras el rechazo al acuerdo de paz

Creen que es «una magnífica oportunidad para trabajar juntos por la reconciliación»

Diálogo, unidad, generosidad. Esto es lo que receta el episcopado colombiano, tras la negativa del pueblo a respaldar el acuerdo de paz al que habían llegado el Gobierno y las FARC, en un momento en que «no hay lugar para triunfalismos ni derrotismos».

En un comunicado dado a conocer este lunes por el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, los obispos colombianos invitan al país entero a hacer «de este momento una magnífica oportunidad para trabajar juntos por la reconciliación y la concordia».

Aunque los resultados de la votación demuestran que «todos queremos la paz», es preciso que se construya un «ideal común de país» sobre el cual edificar cualquier futura conciliación, para así poder superar la polarización y las divisiones que el plebiscito haya podido exacerbar.

Por la necesidad de facilitar una «cultura de encuentro», los obispos valoran positivamente la convocatoria de un pacto nacional a favor de la paz propuesta por el Presidente Juan Manuel Santos.

El episcopado señala su disposición de contribuir a tal convocatoria, a la cual invita a sumarse no solo al Gobierno y las FARC sino también a otros agentes políticos y sociales del país.

Después de los resultados de este domingo, manifiestan los obispos, ha llegado la hora de «deponer intereses personales y de grupo», para «ahondar serenamente en la manifestación democrática que hemos vivido y a sacar conclusiones de la misma, a fin de mantener la voluntad de diálogo».

Texto completo del comunicado de la Conferencia Episcopal Colombiana

Los Obispos Católicos de Colombia, conocidos los resultados del plebiscito para refrendar los acuerdos entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP, reconocemos y valoramos el ejercicio democrático realizado por el pueblo colombiano este 2 de octubre.

El resultado del plebiscito nos debe impulsar a una profunda reflexión sobre las situaciones que marcan el momento actual de nuestro país. No hay lugar para triunfalismos ni derrotismos. Más bien, hagamos de este momento una magnífica oportunidad para trabajar juntos por la reconciliación y la concordia de los colombianos.

¡Todos queremos la paz! Es la primera evidencia que surge del resultado del plebiscito, pero solo podremos construir esta paz que anhelamos si superamos la polarización y las divisiones para unirnos en torno a un ideal común de país. Por eso, invitamos a todos al análisis objetivo de la realidad, al diálogo respetuoso y fraterno, a la unidad, a la generosidad. Promovamos «una cultura del encuentro», que disponga los ánimos para el perdón y la reconciliación.

Valoramos la disposición manifestada por el Señor Presidente de la República en su alocución al cierre de la jornada electoral, al convocar a un pacto nacional en favor de la paz. Reiteramos la voluntad de la Iglesia Católica de participar, desde la misión pastoral que le es propia, en el diseño y desarrollo de iniciativas que ayuden a erradicar las raíces de la violencia, a defender la vida y la familia, y a favorecer una convivencia en paz y con justicia entre los colombianos.

También nosotros hacemos un llamado al Gobierno Nacional, a los líderes políticos y sociales del país y a las FARC-EP a deponer intereses personales y de grupo, a ahondar serenamente en la manifestación democrática que hemos vivido y a sacar conclusiones de la misma, a fin de mantener la voluntad de diálogo.

Insistimos, además, que es necesario afrontar otros graves problemas que vive nuestro país. No podemos claudicar en el propósito de alcanzar el bien común y el desarrollo integral.

Exhortamos a las comunidades e instituciones católicas a «perseverar en la oración, con un mismo espíritu» (Hch 1,14) pidiendo el don inestimable de la paz para nuestra nación. Igualmente las invitamos a mantener viva la fe y la esperanza en Jesucristo, que nos envía a ser artesanos del perdón y la reconciliación, y a construir la paz con pasión, paciencia y valentía. Renovemos nuestro propósito de escuchar la voz de Dios y pidamos su gracia para asumir los desafíos de esta hora de la historia.

Acudamos a la intercesión de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Que ella, Madre de misericordia, nos alcance del Señor los dones de la unidad, la reconciliación y la paz».