El Papa Francisco visitará, por vez primera desde que fue electo Pontífice (el 13 de marzo de 2013) tres países de habla española en su segundo viaje a Sudamérica (el primero fue a Brasil, en verano de 2013, a la Jornada Mundial de la Juventud)
¿Qué le espera en esta grandísima porción de tierra, cuando visite Paraguay, Bolivia y Ecuador? Desde luego, un tumultuoso recibimiento, una alegría inmensa, una bálsamo de esperanza para miles de católicos que lo vitorearan en su viaje sudamericano.
Sobre todo en Paraguay, que es el país con mayor porcentaje de católicos en el sur del continente con 89 por ciento del total de la población. También estará en el segundo país con mayor porcentaje de católicos, como lo es Ecuador (con 79 por ciento de la población, lugar que comparte con Colombia) y en Bolivia, que es el tercero en la lista con 77 por ciento.
Será una semana intensa que comenzará el próximo lunes, y que tocará países que, además de ser altamente católicos, no tienen procesos electorales, como si los tiene su país natal, Argentina.
Pero no todo será miel sobre hojuelas. La Iglesia católica ha ido perdiendo fieles en las últimas dos décadas y los antiguos católicos, que ahora pertenecen a otras iglesias o a ninguna, tienen un diferencial de opinión con respecto a los católicos que siguen profesando su fe.
En Paraguay, por ejemplo, 42 por ciento de los antiguos católicos ven la gestión del Papa Francisco de manera favorable, mientras que 87 por ciento de los todavía católicos así lo hace. Una diferencia de -42 puntos porcentuales. Bolivia está peor que Paraguay pues la diferencia es de -50 y Ecuador de -48.
Finalmente, el Papa encontrará una serie de indicadores sociológicos que pudieran sonar a paradoja, pero que si se analiza el trasfondo histórico de la región, no es así. Por ejemplo, 64 por ciento de los bolivianos tienen fe en una economía de libre mercado, mientras 45 por ciento que la brecha entre ricos y pobres es el mayor problema de su nación.
Casi idéntico porcentaje tienen los ecuatorianos (63 vs. 45 por ciento), mientras que los paraguayos son más claros: 60 por ciento le tiene fe al libre mercado, mientras que 75 por ciento ve la desigualdad como el mayor problema de su país