El próximo domingo, 5 de julio, inicia la Visita Apostólica del Papa Francisco a América Latina. Serán tres los países visitados por el Santo Padre – Ecuador, Bolivia y Paraguay – en el 9° Viaje Internacional de su pontificado, que tendrá como tema unitario “la alegría del anuncio del Evangelio”. Un viaje lleno de expectativas, como lo explica el Secretario de Estado Vaticano, el Cardenal Pietro Parolín, a los micrófonos de nuestra compañera Bárbara Castelli del Centro Televisivo Vaticano.
R.- «Creo que para comprender la importancia de este viaje, que es el más largo de su pontificado, tal vez debamos hacer referencia a las mismas palabras del Papa: las palabras pronunciadas en San Pedro, en la Basílica de San Pedro, el 12 de diciembre del año pasado, con ocasión de la Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe. El Papa retomaba la famosa expresión de su predecesor, San Juan Pablo II, cuando definía a América Latina el continente de la esperanza. Y lo explicaba de esta manera, cito sus mismas palabras: “¿Por qué el continente de la esperanza? Porque de ella se esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen la tradición cristiana y el progreso civil, justicia y equidad con reconciliación, desarrollo científico y tecnológico con sabiduría humana, sufrimiento con alegría y esperanza”. Es ésta la fisionomía de América Latina y también de los tres países que el Santo Padre se prepara a visitar».
P.- En el documento de Aparecida se encuentran los puntos sobresalientes del Magisterio del Papa Francisco: el primado de la gracia, la misericordia, el coraje apostólico… ¿Qué rol juega o puede jugar esta parte del mundo en la Iglesia y de qué manera puede influir en la política mundial?
R.- «Si, el continente Latinoamericano es un continente en movimiento, donde se van dando transformaciones, cambios a nivel cultural, a nivel económico, a nivel político. Durante estos decenios goza de una fase positiva, que ha permitido emerger de la pobreza a muchas personas, emanciparse de la miseria y de la pobreza extrema, y también incorporarse progresivamente en la clase media. De otra parte, se han acentuado fenómenos de urbanización – por ejemplo, si pensamos en las megalópolis de América Latina – y otros fenómenos relacionados con la globalización, que también se percibe de modo evidente en esta parte del mundo. Por lo tanto, ante este escenario que también lleva a una progresiva secularización de la sociedad Latinoamericana – pero que todavía no se puede comparar con la secularización del mundo occidental – ante estos nuevos escenarios la Iglesia ha escogido la vía de la conversión pastoral, ha optado por la vía de la misión, del compromiso misionero y, en este sentido, puede convertirse en un paradigma para otras partes del mundo. Diría que este el aporte y lo vemos también en el magisterio del Papa: este magisterio que tiene sus raíces en el documento de Aparecida y que hoy, es propuesto a la entera Iglesia universal. Desde un punto de vista político, diría que América Latina puede ser vista como un verdadero y propio laboratorio, donde se están buscando y se están experimentando nuevos modelos de participación, formas más representativas que también deán voz a las clases de población que hasta ahora – tal vez – no habían sido suficientemente escuchadas. Y una vía es la búsqueda de un camino propio a la democracia, que tenga en cuenta la peculiaridad de estos países y que sepa conjugar la participación de todos: es decir, el pluralismo; la libertad, las libertades fundamentales; por lo tanto el respeto de los derechos humanos».
P.- En Ecuador, la Iglesia tiene un rol fundamental en la formación de la sociedad civil, sobre todo poniéndose como conciencia crítica ante los recurrentes tentativos de destruir la institución de la familia y la sacralidad de la vida. ¿Cuáles son las dificultades que encuentra hoy la Iglesia ecuatoriana y que cosa espera de este viaje?
R.- «La Iglesia – en general – continua ejercitando un rol profético ante aquello que el Papa ha definido como las colonizaciones ideológicas, quiere decir esos tentativos de imponer modelos, que no solo son adecuados a las normas de vida y a las tradiciones de los pueblos, sino muchas veces tienden a cambiarlos. Es el caso de la familia y de la vida; es el principal frente en la cual la colonización ideológica trata de imponerse. Entonces la Iglesia deberá continuar predicando el Evangelio, que es la Buena Noticia en relación a la familia y a la vida, en esta situación en la que se encuentra. Y también es la tarea de la Iglesia en Ecuador. El año pasado, en el 2014, los Obispos publicaron una carta pastoral en la cual han tratado de describir cual es el rol de la Iglesia en la sociedad y también han tratado de definir qué cosa se entiende por una sana laicidad, por una verdadera laicidad. La iglesia pide solamente la posibilidad de ejercitar su propia misión, que contribuye al bien de la sociedad, que contribuye en el debate democrático, que contribuye en la promoción de toda persona humana y sobre todo de los grupos más vulnerables».
P.- En Bolivia, el Papa Francisco será recibido por el Presidente Evo Morales, con quien comparte diversas preocupaciones: pensemos por ejemplo en la atención a los pobres, en un contexto mundial dominado por las finanzas; y a la tutela ambiental. ¿Será esta la ocasión para reafirmar la responsabilidad de la comunidad internacional?
R.- «El Papa lo ha expresado en muchas de sus intervenciones y sobre todo en la última Encíclica, Laudato si’. ¿Entonces cuáles son estos llamados? La invitación a cuidar la creación, el cuidado de la casa común, como lo llama el Papa: el llamado a la justicia social; la invitación a buscar la paz en el respeto de los derechos de todos; el llamado a formar una sociedad más inclusiva con los pobres, a la lucha contra las formas extremas de pobreza para que se reconozca la dignidad de cada persona; y también el respeto de la identidad cultural de cada país, contra esta tendencia de la globalización por uniformar todo; y también evitar que las relaciones sociales sean comercializadas, al contrario, que permanezcan con sus características propias y la riqueza de cada participante».
P.- Finalmente, la tercera etapa del Viaje, en Paraguay, donde el Papa Francisco será un peregrino – un misionero dijeron los Obispos de este país cuando anunciaron su visita – que desea acompañar al pueblo en su trienio dedicado a la evangelización de la familia. En este marco: ¿qué importancia tiene la familia?
R.- «En este caso se retoma la centralidad de la familia. El Papa se pone en el camino de las Iglesias locales. Aquí también quiere ponerse a lado de la Iglesia de Paraguay en su itinerario catequético y misionero, que en este trienio estará centrado en la familia. Una familia que refleja a la familia latinoamericana, que tiene tantos valores. Por ejemplo, en Paraguay las familias son sólidas y numerosas, es uno de los países más jóvenes del mundo. Y también quisiera subrayar el empeño del propio país a nivel constitucional por el respeto a la vida, desde su inicio hasta el final, pero que también presenta algunas debilidades. Por ejemplo, las familias conformadas sólo por papá o mamá, donde mamá está sola y prácticamente lleva todo el peso de la familia; el tema de la desocupación, que evidentemente compromete la estabilidad y la vida normal de las familias; el tema de la droga, que desestabiliza muchas familias. Por lo tanto, ante esta situación, el Papa quiere ser una persona cercana a todas las familias, sobre todo a aquellas que sufren por uno de estos motivos y quiere animarlos a seguir adelante».
(Renato Martinez – RV)