“SIGAMOS LA LÓGICA EVANGÉLICA DE LA JUSTICIA Y NO LA MUNDANA DE LA CORRUPCIÓN”

Hoy Jesús nos invita a reflexionar sobre dos estilos de vida contrapuestos: aquel mundano y aquel del Evangelio. El espíritu del mundo no es el espíritu de Jesús.

Jesús hoy nos exhorta a hacer una elección clara entre Él y el espíritu del mundo, entre la lógica de la corrupción y de la avaricia y aquella de la rectitud y del compartir” hoy Jesús nos invita a reflexionar sobre dos estilos de vida contrapuestos: aquel mundano y aquel del Evangelio”. Y lo hace mediante la narración de la parábola del administrador infiel y corrupto, que es alabado por el hombre rico, no obstante su deshonestidad. Nosotros estamos llamados a responder con la astucia cristiana, que es un don del Espíritu Santo. Se trata de alejarse del espíritu y de los valores del mundo, que tanto gustan al demonio, para vivir según el Evangelio”. La mundanidad – afirmó el Obispo de Roma – se manifiesta con actitudes de corrupción, de engaño, de prepotencia, y constituyen el camino más equivocado, el camino del pecado, a pesar que ése sea el más cómodo a seguir.

En cambio, el espíritu del Evangelio requiere un estilo de vida serio y comprometido, enfocado en la honestidad, en la rectitud, en el respeto a los demás y a su dignidad, en el sentido del deber¡ Esta es la astucia cristiana! Por ello, concluyó el Papa Francisco, “Hoy Jesús nos invita a hacer una elección clara entre Él y el espíritu del mundo, entre la lógica de la corrupción y de la avaricia y aquella de la rectitud y del compartir”. Jesús observa: «Los hijos de este mundo son más astutos en su trato con lo demás que los hijos de la luz»

«Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo»

Cuando buscamos seguir la lógica evangélica de la integridad, de la transparencia en las intenciones y en los comportamientos, de la fraternidad, nosotros nos convertimos en artesanos de justicia y abrimos horizontes de esperanza para la humanidad. En la gratuidad y en la donación de nosotros mismos a nuestros hermanos, servimos al amo justo: Dios.

La Virgen María nos ayude a escoger en cada ocasión y a todo costo el camino justo, encontrando también el coraje de caminar contra corriente, para poder seguir a Jesús y a su Evangelio.