Sean artesanos de paz y reconciliación entre pueblos, comunidades y creyentes”, invitó el Santo Padre, al tiempo que los animó a “luchar contra la pobreza y, al mismo tiempo, aprended de los pobres”.“La Iglesia existe para evangelizar, pero la evangelización requiere adaptarse a diferentes situaciones, que tenga en cuenta la vida familiar y las particularidades de la sociedad, así como la situación internacional con especial atención a la paz, a la justicia y al desarrollo”, estamos llamados a actuar contra la exclusión social de los más débiles y actuar por su integración”.El Santo Padre lamentó que “nuestra sociedad está con frecuencia dominada por la cultura del descarte; es necesario superar la indiferencia y el repliegue sobre nosotros mismos para aprender el arte de la solidaridad. Porque ‘nosotros, los que somos fuertes –dice San Pablo–, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no complacernos a nosotros mismos’”.e trata –señaló el Obispo de Roma– de hacer resplandecer la caridad y la justicia en el mundo a la luz del Evangelio y de las enseñanzas de la Iglesia, haciendo participar a los mismos pobres para que, de esa manera, puedan ser protagonistas de su propio desarrollo”. a pobreza, el hambre, la enfermedad, la opresión, no son inevitables, y no pueden convertirse en situaciones permanentes. Con confianza en la fuerza del Evangelio, podemos contribuir verdaderamente a cambiar las cosas, o al menos a mejorarlas. Podemos reafirmar la dignidad de cuantos esperan de nosotros un signo de amor y proteger y construir juntos nuestra casa común”