La primera familia en comunión existente sobre la faz del universo tiene que ver con la Santísima Trinidad. Es decir es una familia que se integra e interacciona desde el amor. De esta manera se deduce que la familia humana tiene que ser reflejo de esa comunión eterna que se encuentra en la Santísima Trinidad. En ella no se da el odio, las peleas, el egoísmo, las infidelidades y la descalificación, Dios es amor y fuente de paz.
Es de ahí, donde salen los hombres y mujeres que en el futuro van a construir los nuevos matrimonios cristianos, pasando por un auténtico noviazgo que se consolidara en los valores del reino (la justicia, la libertad, la verdad, el respeto, la solidaridad y el amor) Cuando los que contraen matrimonio tienen en cuenta estos principios del reino, se colocan muy lejos de las infidelidades y del divorcio. Ya no se ve el matrimonio como un contrato, sino como una realidad existencial, una sola carne, que brota del amor de Dios y de la gracia que se derrama en el sacramento.
“El misterio de Dios, Uno y Trino, se encuentra en el centro mismo de la familia cristiana”. ¿Qué quiere decir esta frase? Que una familia es una unidad, pero compuesta por varios miembros. Es la misma sangre, los rasgos nos hacen parecidos, nos alimentamos en la misma mesa, jugamos juntos y sufrimos juntos. Esta es la unidad; aunque cada uno tenga un nombre distinto y sus particularidades, sus gustos, sus rarezas… formamos parte de la misma familia”.
En este orden de ideas se concluye que el verdadero amor viene de Dios y a Él debe conducir como fuente y fin. En tal sentido el amor humano y cristiano no se colocan en contradicción sino que se orientan al mismo fin. Dios bendice y sostiene con su gracia a los esposos que se mantienen en contacto con Él mediante la fe, la oración y la eucaristía y bendice una vez más a los esposos con la perseverancia y la fidelidad. Es por eso que la familia y el matrimonio son obras de Dios.
Dios es amor y ese amor se refleja en la Santísima Trinidad. La familia humana y cada matrimonio porque es obra de Dios deben ser un reflejo del amor trinitario. Vean en su familia y en cada familia que les rodea la presencia de las tres divinas personas y desde esta visión valoren su familia y su matrimonio.
ILUMINACIÓN BÍBLICA: Mt. 19,3-12
CONCLUSIÓN: Dios es amor y ese amor se refleja en la Santísima Trinidad. La familia humana y cada matrimonio porque es obra de Dios, deben ser un reflejo o transparencia del amor trinitario.