Mons. Bernardito Auza, Nuncio Apostólico y Observador Permanente de la Santa Sede, afirmó que la decisión del gobierno de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente hace peligrar el futuro democrático de Venezuela.
En una declaración con fecha 20 de junio ante la 47 asamblea de la OEA, que se realizó del 19 al 21 de junio en Cancún, México, el Arzobispo resaltó que “la reciente decisión gubernamental de convocar una Asamblea Nacional Constituyente, en vez de ayudar a solucionar los problemas, presenta el riesgo de complicarlos ulteriormente y hace peligrar el futuro democrático del país”.
El Prelado de origen filipino se refirió así a la decisión del Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que el 1 de mayo convocó a una Asamblea Constituyente el 1 de mayo para modificar la Carta Magna de 1999, aprobada por Hugo Chávez.
El anuncio del mandatario fue rechazado por la oposición y por varios países de la región, lo que llevó a la OEA a realizar una sesión el miércoles 31 de mayo para tratar la crisis venezolana, un tema que se volvió a tratar en la asamblea de Cancún.
Desde hace más de dos meses, las protestas contra el régimen venezolano no se detienen. Los manifestantes sufren la violencia y la represión por parte de las fuerzas del orden.
Además, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), afirmó que “no es necesario ni constitucionalmente obligatorio un referéndum consultivo previo para la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente”.
Esta decisión también fue criticada por la Fiscal General, Luisa Ortega, que pidió una aclaración al Tribunal, pues considera que el proceso de la Constituyente vulnera la participación popular.
Mons. Auza recordó en su intervención que el Papa Francisco, la Secretaría de Estado del Vaticano y los obispos de Venezuela han llamado en distintas ocasiones a “los poderes públicos y políticos, a que, superando los intereses partidistas y las ideologías, escuchasen la voz del pueblo, defendiesen el bien común, creasen un clima de serenidad y de paz social, respetasen la institucionalidad en favor de la convivencia nacional y favoreciesen la acción social de las instituciones nacionales e internacionales para enfrentar la innegable crisis que sufre Venezuela y que golpea fuertemente a su población”.
“Por ello, la Santa Sede ha mantenido siempre una posición clara, reclamando a todos los líderes políticos el cese de la violencia e instando al respeto de la verdad y de la justicia”, subrayó.
El Arzobispo recordó la carta que escribió el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, el pasado 1 de diciembre, en la que solicitaba que se haga frente a la escasez de alimentos, se convoque a elecciones, se reestablezca la asamblea nacional y se acelere el proceso de liberación de los detenidos.
El representante del Vaticano dijo además que los obispos de América Latina siguen con preocupación la situación de Venezuela y denunció que la grave crisis actual también afecta a la Iglesia en el país.
“Se han verificado episodios de amenazas a sacerdotes, irrupciones violentas durante las celebraciones litúrgicas, acusaciones injustificadas contra instituciones eclesiásticas y ataques difamatorios públicos contra algunos obispos”, lamentó.
Asimismo reiteró que la Santa Sede alienta “una negociación seria y sincera entre las partes, basada en las claras condiciones indicadas en la mencionada carta del 1º de diciembre de 2016, comenzando por la celebración de elecciones directas, libres y trasparentes previstas para los años 2016 y 2017”, lo que sería “la única vía de salida a la grave crisis en que se ve inmersa el país”.
“Por otro lado –prosiguió– se valora muy positivamente la posibilidad de que un grupo de países de la región o, eventualmente, de otros continentes, elegidos tanto por el Gobierno como por la oposición, acompañen las negociaciones actuando como garantes”.