Cuando los jóvenes no priorizan el cuidado por los demás tienen más riesgos de desarrollar formas de comportamiento dañino como ser crueles
Educar a los niños en la importancia de ser amables y preocuparse por lo que les pasa a los demás suele ser una de las prioridades de los padres a la hora de criar a sus hijos. Sin embargo, una investigación ha puesto de relevancia que este mensaje no es recibido por los menores: la mayoría cree que sus padres se sentirán más orgullosos de ellos si sacan buenas notas, por ejemplo.
La investigación elaborada en la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y basada en encuestas a 10.000 niños de los últimos años de Primaria e Institutos de Estados Unidos, revela que los jóvenes de hoy en día valoran más su felicidad personal, y así creen que lo hacen sus padres.
«Cuando los jóvenes no priorizan el cuidado por los demás y la justicia sobre aspectos de éxito personal tienen más riesgos de desarrollar formas de comportamiento dañino como ser crueles, deshonestos y sin respeto por los demás», sentencian los autores del estudio.
Aun así, a juicio de los responsables del trabajo, hay «buenas noticias»: la amabilidad y la justicia «aún cuentan» para jóvenes, padres y profesores y, siguiendo los siguientes consejos, se podrá conseguir que los niños de hoy sean ciudadanos éticos, amables y justos en la sociedad del mañana.
Los cuatro consejos clave
1.- Deja que los niños practiquen la amabilidad.
Los niños no nacen siendo «buenos» o «malos», todo depende de la educación. Estos investigadores ponen el ejemplo de un instrumento: para aprender a tocarlo hay que practicarlo, y lo mismo ocurre con la amabilidad: se debe ensayar cada día -ayudando a un compañero con los deberes, por ejemplo-
Con ayuda de los adultos, los niños pueden aprender desde pequeños a desarrollar las habilidades que les sirvan para conocer cuándo y cómo intervenir en situaciones en las que otros están en peligro, por ejemplo, convirtiéndose así en personas honradas, según este trabajo.
2.- Enséñale las dos habilidades esenciales.
Existen dos habilidades esenciales que los niños deben aprender. Por un lado, cercanía: estar atentos y escuchar a aquellos que están a su lado; y, por otro, perspectiva: ser capaces de ver la situación en su totalidad y las diferentes formas de enfrentarse a ella.
Si son capaces de ponerse en la piel de los demás, pensando en diferentes perspectivas según quién experimente la situación, estarán desarrollando interés por aquello que les pasa a los demás y, por tanto, podrán ser más justos en su entorno.
3.- Sé su modelo.
Los mayores que educan a los niños son, a su vez, su modelo a seguir. Como explican los investigadores, ser el modelo de un niño no significa ser perfecto ni tener las respuestas a todas y cada una de sus preguntas, significa «lidiar con nuestros defectos, reconocer nuestros errores, escuchar a nuestros hijos y alumnos y conectar nuestros valores con su forma de ver el mundo».
Los padres y profesores, ejemplo para sus pupilos, también deben aprender a tener esa perspectiva de la que se hablaba antes, mostrándose comprensibles, empáticos y justos.
4.- Ayuda a controlar los sentimientos destructivos.
Enfado, envidia, miedo o vergüenza son algunos de los sentimientos negativos más comunes. Los investigadores instan a los padres a enseñar a sus hijos a controlarlos y hacerlos constructivos.
Para concluir, los autores de este trabajo recomiendan la autocrítica: pararse a pensar qué mensaje se transmite a los niños, y si éste es realmente el que se quiere enviar.
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Publicado originalmente en Forum Libertas