El fundamento de nuestra fe nace de un acontecimiento histórico, afirmó el Papa en la catequesis

En la liturgia de estos días de Pascua oímos a san Pablo presentar la resurrección de Jesús como el fundamento de nuestra fe y esperanza. En efecto, el apóstol aborda el tema de la Resurrección de Jesús, y lo hace a partir del testimonio apostólico de los primeros discípulos de Cristo:

“Nos encontramos hoy, en el contexto de la Pascua, que hemos celebrado y seguimos celebrándola en la liturgia, – dijo Francisco en nuestro idioma. Cristo resucitado es nuestra esperanza. El cristianismo es un camino de fe que nace de un evento, testimoniado por los discípulos de Jesús. Como nos dice San Pablo: Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado, resucitó al tercer día y se apareció a Pedro y a los Doce. Si todo hubiese terminado con la muerte de Jesús, sólo tendríamos en él un ejemplo de entrega y generosidad, pero no sería suficiente para generar nuestra fe, porque la fe nace en la mañana de Pascua”.

En la Audiencia General del miércoles de la Octava de Pascua, al proseguir con el ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana, el Santo Padre meditó sobre el anuncio del gran pregonero de Jesucristo, y reiteró que la fe cristiana no es una ideología ni un sistema filosófico, fruto de una reflexión de algún hombre sabio, sino un acontecimiento concreto que tiene inicio en la mañana de Pascua con la tumba vacía, y, más tarde, con la aparición de Jesús resucitado:

“San Pablo, al relatarnos la experiencia de las personas que han entrado en contacto con el Resucitado, hace referencia primero a Cefas, luego a los Doce, después a más de quinientas personas, a Santiago y por último se cita a sí mismo. Jesús quiso salir al encuentro de Pablo, perseguidor de la Iglesia, cuando iba camino de Damasco, y para el Apóstol ese fue un acontecimiento que cambio su vida”.

Se trata de una cuestión de hecho, un acontecimiento concreto aquel relatado por el apóstol, quien nos posiciona históricamente junto a las personas que han entrado en contacto con Jesús resucitado, a partir de Cefas: “Jesús ha muerto, fue sepultado, resucitó y se apareció, es decir, Jesús está vivo. Éste es el centro del mensaje cristiano”, proclamó el pontífice.

“También el Señor quiere hacerse presente en nuestras vidas para conquistarnos y no abandonarnos jamás. Ser cristianos significa reconocer y abrazar el amor que Dios tiene por nosotros, que vence el pecado y la muerte”.

El Obispo de Roma explicó que el cristianismo no es sólo la búsqueda titubeante que nosotros hacemos de Dios, sino aquella que Él hace de nosotros, porque Jesús nos ha aferrado para no dejarnos jamás. Por eso el cristianismo es una gracia, una sorpresa, y presupone un corazón que sea capaz de maravillarse, porque “un corazón cerrado, un corazón racional, es incapaz de maravillarse y no puede comprender lo que es el cristianismo. El cristianismo en una gracia y la gracia sólo se percibe, es más, se encuentra, en el estupor del encuentro”.

Con la invitación a llevar en estos días de Pascua, el gozo de la resurrección del Señor, el Papa concluyó su catequesis augurando que “podamos comunicar con nuestra vida que él está aquí y vive en medio de nosotros”.

(Griselda Mutual – Radio Vaticano)