El Jubileo de los chicos y chicas ha traído a la ciudad de Roma un aire de frescura y alegría. Una de las muchas actividades que estaban organizadas para el evento jubilar fue la de reunirse en el Estadio Olímpico de la capital italiana para vivir una gran celebración con música y otros espectáculos, donde se compartieron experiencias de vida de diferentes jóvenes, “un momento de fiesta y de alegría”, como lo definió el Papa Francisco en el video mensaje que fue reproducido en las grandes pantallas durante el encuentro.
El Obispo de Roma, les habló a los muchachos de las obras de misericordia corporales y les advirtió que “se las metieran en la cabeza, porque es el estilo de la vida cristiana”. Un mensaje cercano y entrañable que hizo esbozar las sonrisas de los presentes, a quienes pidió que no fueran rencorosos, ni vengativos y que siempre perdonen: “Ser misericordiosos quiere decir también ser capaces de perdonar. Y esto no es fácil, ¿eh? Puede pasar que, a veces, en familia, en la escuela, en la parroquia, en el gimnasio o en lugares de diversión, alguno nos haga un feo y nos sintamos ofendidos; o en algún momento de nerviosismo podemos ser nosotros quien ofendamos a otros. ¡No nos quedemos con el rencor o con el deseo de venganza! No sirve para nada: es como una carcoma que nos come el alma y no nos permite ser felices. ¡Perdonemos! Perdonemos y olvidemos el daño recibido, así podremos comprender la enseñanza de Jesús y ser sus discípulos y testigos de misericordia”.
Audio y texto del mensaje del Papa:
Queridos chicos y chicas, ¡buenas tardes!
Están reunidos aquí por un momento de fiesta y de alegría. No he podido ir, lo lamento. Así que he decidido saludarles con este video. Me hubiera gustado mucho poder ir al Estadio, pero no he podido…
Les agradezco que hayan recibido la invitación de venir a celebrar el Jubileo, aquí en Roma. Esta mañana han transformado la Plaza de San Pedro en un grande confesionario y después han atravesado la Puerta Santa. No olviden que la Puerta indica el encuentro con Cristo, que nos introduce al amor del Padre y nos pide ser misericordiosos, como Él es misericordioso.
Mañana, además, celebraremos juntos la Misa. Tenía que haber también un espacio para estar juntos con alegría y escuchar algunos testimonios importantes, que les pueden ayudar a crecer en la fe y en la vida.
Sé que tienen un pañuelo con frases de las Obras de misericordia corporales: métanse en la cabeza estas obras, porque son el estilo de vida cristiana. Como saben las Obras de misericordia son gestos simples, que pertenecen a la vida de todos los días, permitiendo reconocer el Rostro de Jesús en el rostro de tantas personas. ¡También los jóvenes! También los jóvenes como ustedes, que tienen hambre, sed: que son prófugos o forasteros o enfermos y piden nuestra ayuda, nuestra amistad.
Ser misericordiosos quiere decir también ser capaces de perdonar. Y esto no es fácil, ¿eh? Puede pasar que, a veces, en familia, en la escuela, en parroquia, en el gimnasio o en lugares de divertimiento, alguno nos haga un feo y nos sintamos ofendidos; o en algún momento de nerviosismo podemos ser nosotros quien ofendamos a otros. ¡No nos quedemos con el rencor o con el deseo de venganza! No sirve para nada: es como una carcoma que nos come el alma y no nos permite ser felices. ¡Perdonemos! Perdonemos y olvidemos el daño recibido, así podremos comprender la enseñanza de Jesús y ser sus discípulos y testigos de misericordia.
Chicos, cuantas veces me ha pasado de tener que llamar por teléfono a los amigos y que no pueda ponerme en contacto con ellos porque no hay cobertura. Estoy seguro de que les ha pasado también a ustedes: que el teléfono móvil en algunos lugares no funciona… Bien, recuerde que si en su vida no está Jesús ¡es como si no hubiera cobertura! No se consigue hablar y nos cerramos en nosotros mismos. ¡Pongámonos siempre donde funciona! La familia, la parroquia, la escuela, porque de esta manera tendremos siempre alguna cosa que decir de bueno y de verdad.
Ahora me despido de todos ustedes y les deseo que vivan con alegría este momento y les espero a todos mañana en la Plaza de San Pedro. ¡Ciao!
(Mónica Zorita- Radio Vaticano)