EVANGELIO DEL DÍA LUNES 19 DE MARZO DEL 2018

 

  Mateo 5, 38-42: “Jacob fue padre de José, esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla. Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa”.

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

La Iglesia universal celebra hoy la fiesta en honor a San José, patrono de toda la Iglesia. El buen San José, querido y conocido por todos el mundo, fue elegido por Dios para ser el Padre adoptivo de JESÚS. Obediente a los designios de Dios como nadie, los textos bíblicos lo resaltan como un Varón Justo. Es también el Patrono de los Obreros.

Y la liturgia diaria nos invita a meditar el Evangelio de Jesucristo según San Mateo, capítulo 1, versos del 16 al 24. En este texto del evangelista Mateo, nos presenta, la revelación hecha por Dios, en medio de un sueño, a San José sobre el sentido de su misión, y porque María su esposa había quedado embarazada.

El texto nos brinda la oportunidad para reflexionar previamente sobre varios aspectos que se relatan aquí: lo primero es recordarnos que para el léxico bíblico, una persona justa es aquella que se comporta de acuerdo a los criterios de la Ley de Dios. Segundo: desde el inicio de las primeras comunidades cristianas San José es conocido como un hombre justo tal como lo describe este texto del Evangelio, según San Mateo, por lo que inferimos que José, era un hombre que actuaba apegado a la Ley de DIOS.

Cuarto: de acuerdo a las costumbres judías de la época, la convivencia de los esposos ocurría después de la celebración del matrimonio. En el caso de María y de José, ya habían celebrado el matrimonio, estaban casados pero todavía no habían iniciado su vida conyugal propia de una pareja de esposos. Quinto: si en el transcurso de ese tiempo la mujer salía embarazada de otro, el esposo tenía la obligación de repudiarla públicamente y al declarar el adulterio, la mujer era ejecutada a pedradas.

Desde la perspectiva de José, María había cometido adulterio y su obligación era repudiarla, para cumplir con la Ley. Pero el opta por repudiarla en secreto, sin poner en evidencia el supuesto pecado de María. Por lo que José no se obstina en su decisión sino que se abre a la voluntad de Dios, que le llega a través del ángel. Su apertura a la Voluntad de Dios lo libra de cometer una injusticia y nos enseña a abrir nuestro modo de obrar a la Voluntad Dios, que se nos manifiesta cotidianamente.

José se nos presenta como un hombre justo y creyente, justo porque busca en todo momento hacer la voluntad de Dios y colaborar con su plan de salvación. Y creyente porque pone la confianza en Dios, para que por medio de él, las promesas del Antiguo Testamento se hagan realidad. Es por eso que en José encontramos un modelo de seguimiento que debería ser imitado por todos los creyentes: la fidelidad, rectitud, solidaridad y apertura al plan de Dios.

El texto meditado nos invita a orar por todos los padres de familia del mundo para que sepan cumplir a cabalidad la tarea encomendada de ser uno de los pilares fundamentales en la construcción de la familia y junto a su esposa lleven adelante el plan de Dios y puedan afrontar las situaciones difíciles que se les presente en todos los ámbitos de sus vidas.

Señor JESÚS, haz que guiados por el ejemplo de San José, podamos comprender Tu llamado a la justicia que nos hace libres y dignos del Reino de Dios, que nos Has venido a traer. Amen.