
Marcos 1, 7-11: “En aquel tiempo Juan proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo. Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia Universal celebra hoy, entre otros Santos, la fiesta en honor a San Severino el predicador. Había nacido probablemente en Roma el año 410. Es patrono de Viena (Austria) y de Baviera (Alemania). Murió el 9 de enero del año 482, pronunciado la última frase del último salmo de la Biblia (el 150): «Todo ser que tiene vida, alabe al Señor».
Por su parte la liturgia diaria nos invita a meditar el Evangelio según San Marcos capítulo 1 versos del 7 al 11. En el que se narra la escena del Bautizo de nuestro Señor Jesucristo. Allí Juan propone el símbolo del bautismo, que representa una invitación a cambiar la manera de pensar y de actuar de las personas de su época. Para comprender mejor este hecho, bien importantes es tener en cuenta que la palabra “bautismo”, viene del termino griego “bautizen” que significa; sumergir, lavar, lo que implica una inmersión o ablución en el agua, que es fuente y capacidad de vida, ya que sin ella la tierra sería un desierto, en el que difícilmente los seres humanos pudiéramos vivir.
El pueblo que escucha el llamado de Juan quiere renovarse en las aguas del río Jordán y confesar su falta de fidelidad a la Alianza que Dios ha hecho con ellos. Al igual que una gran parte del pueblo de Israel, Jesús acude al llamado de Juan, pero a diferencia de ellos, para Jesús, se hace evidente la urgencia de la restauración de la Alianza que Dios ha dejado como Testamento de su voluntad, pues como dice Isaías: “Yo te he llamado para ser Alianza del pueblo y Luz de las naciones”.
La escena del Bautizo de nuestro Señor JESUCRISTO, que nos narra el evangelio según San Marcos, es claramente Trinitaria, ya que resuena la Palabra “Espíritu Santo”, gran novedad y energía que viene a dar significado a las aguas del Jordán, instaurando una nueva alianza. Por eso es que el bautizo de Jesús, va más allá de la inmersión en el agua, ya que se convierte en una unción del Espíritu, Y a partir de allí su tarea no va a consistir como la de Juan, solo en un llamado en la conversión, sino en un testimonio de la urgencia y la posibilidad de instaurar el Reino de Dios, aquí en la tierra y así redimir la existencia humana.
Al confrontarnos con el texto, nos viene bien recordar los deberes y derechos que hemos adquiridos al momento de nuestro Bautizo, que nos incorpora a la comunidad eclesial, haciéndonos nacer a una vida nueva. Por eso es que para cualquier bautizado que se confiese seguidor de JESÚS, el Bautismo nos compromete a realizar la misma misión que JESÚS realizó, es decir ser luz en medio de la gente, que camina sin un rumbo determinado y derrotada por tantas calamidades que a diario debe soportar.
Por el Bautismo al igual que Jesús, los cristianos nos descubrimos como hijos amados, predilectos, enviados por el Padre a anunciar la llegada de su Reino, ya que para Jesús sentirse hijo amado es llevar una luz de esperanza a todas las personas que viven en la angustia y en la miseria, y es ese precisamente nuestro gran reto en este momento coyuntural que vive nuestra sociedad: llevar la esperanza a todos aquellos que la hayan perdido o estén a punto de perderla, porque es sacando lo mejor de cada uno de nosotros e invitando a otros a hacer lo mismo, como podemos salir de esta profunda crisis.
Señor y Dios nuestro, perdona tanta iniquidad de parte nuestra y ayúdanos a construir una comunidad, en la que cada uno de nosotros con nuestro testimonio de vida, sea luz referencial para los otros y podamos tener una sociedad donde reine Tu paz y Tu Justicia. Amen.
