Mateo 6,1-6.16-18:“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Guárdense de las buenas acciones hechas a la vista de todos, a fin de que todos las aprecien. Pues en ese caso, no les quedaría premio alguno que esperar de su Padre que está en el cielo. Cuando ayudes a un necesitado, no lo publiques al son de trompetas; no imites a los que dan espectáculo en las sinagogas y en las calles, para que los hombres los alaben. Yo se lo digo: ellos han recibido ya su premio. Tú, cuando ayudes a un necesitado, ni siquiera tu mano izquierda debe saber lo que hace la derecha: tu limosna quedará en secreto. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará. Cuando ustedes recen, no imiten a los que dan espectáculo; les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Yo se lo digo: ellos han recibido ya su premio. Pero tú, cuando reces, entra en tu pieza, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí, a solas contigo. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará. Cuando ustedes hagan ayuno, no pongan cara triste, como los que dan espectáculo y aparentan palidez, para que todos noten sus ayunos. Yo se lo digo: ellos han recibido ya su premio. Cuando tú hagas ayuno, lávate la cara y perfúmate el cabello. No son los hombres los que notarán tu ayuno, sino tu Padre que ve las cosas secretas, y tu Padre que ve en lo secreto, te premiará”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia universal celebra hoy, la fiesta entre otros santos, en honor a SanGregorio Barbarigo. Quien nació en Venecia, Italia en el año 1625. Fue cardenal, diplomático y académico italiano. El siempre repetía: «para el cuerpo basta poco alimento y ordinario, pero para el alma son necesarias muchas lecturas y que sean bien espirituales». Murió el 15 de junio de 1697 y fue beatificado en 1761 y canonizado por S.S. Juan XXIII, el 26 de mayo de 1959.
Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de JESUCRISTO, según San Mateo, capítulo 6, verso 1 al verso 18, en el que, se destaca la explicación que JESÚS da sus interlocutores sobre las prácticas de piedad, es decir el ayuno, la limosna y la oración, muy arraigadas en la comunidad judía y de otros pueblos vecinos, y a las cuales el Maestro le da un vuelco en su observancia, porque son el fundamento de la religiosidad y de la espiritualidad de sus seguidores.
Y es que, las obras más nobles pueden perder su valor si la hacemos solo para agradar a los demás. Si oramos y ayunamos, no para encontrarnos con DIOS, sino para que lo aprueben los demás, nuestra oración es vana; si hacemos limosna, no como acto de misericordia que brota de nuestro corazón, sino para que los demás sepan que somos misericordiosos, entonces en realidad no damos testimonio de misericordia sino de orgullo y de vanidad.
Porque el reconocimiento por parte de las personas favorece la autoestima y nos motiva a ser cada vez mejor. Sin embargo, cuando las cosas se hacen únicamente buscando reconocimiento o aprobación, terminamos haciendo lo que otros quieren y no lo que en realidad nosotros mismos nos proponemos. Cuando dejamos que los demás tomen las riendas de nuestras vidas, estamos menospreciando la libertad que DIOS nos ha regalado y estamos yendo en contravía de nuestro propio desarrollo espiritual que, en vez de acercarnos a DIOS, nos aleja de ÉL.
Al confrontarnos con el texto podemos comprender que, ayuno, limosna y oración son tres experiencias que han sido transformadas para siempre por JESÚS, y que si seguimos al pie de la letra sus indicaciones nos ayudaran a tener un corazón libre de las ataduras circunstanciales de la comida, de las posesiones materiales y de la elaboración de dioses a nuestras medidas.
Por eso es que cuando intentamos vivir el ayuno, la solidaridad y la oración, con plena libertad ellas se transforman en vínculos de vida, de allí que hoy es el día para preguntarme: ¿A la hora de practicar el ayuno, la caridad y la oración, sigo las pautas de JESÚS o por el contrario las haga para que quienes me rodean se enteren y así ganarme el reconocimiento de ellos?
Señor JESÚS, Tu que nos has enseñado a mantener en secreto cada una de nuestras prácticas de piedad, ayúdanos a orar correctamente y así obtener la fortaleza espiritual necesaria para abstenernos de todo lo que daña y compartir en secreto la abundancia de dones y gracias que Tu nos das. Amen.