“No sé qué más hacer, mi hijo Josué volvió a recaer con lo de las drogas, en la cuadra hay unos muchachos mala conducta que lo invitan, me la paso asustada.¡No quiero que él termine en una de esas bandas!”. El nombre de esa madre, y el lugar, no es relevante,la historia es real y reciente, el nombre del adolescente es ficticio, y el escenario puede ser cualquier comunidad del país. Me consta que esa señora ha hecho muchas cosas por Josué, como la mayoría de las madres con hijos en situación de riesgo. En cualquier cuadra hay muchachos “mala conducta”, a veces verdaderas bandas organizadas de adolescentes y jóvenes. ¡Es un drama que muchas veces termina en tragedia!
Unamos a lo anterior lo que ya preocupa también por lo reiterado: “Las muchachas se vuelven locas por los motorizados, son los galanes modernos”, me comentó una profesora de un plantel de Catia hace unos días. “motorizado” es la manera de abreviar lo que significa ese personaje: delincuente armado, joven con poder, con acceso a dinero”. Unoescucha y el estómago se arruga. Pasan por la mente adolescentes que uno conoce, y se pregunta si ya estará enamorada de motorizados… ¡Crece la angustia!
Cuando uno repasa las comunidades que conoce, que son muchas, y no recuerda espacios conprogramas para el tiempo libre, tampoco recupero políticas públicas para esta población, el estómago se arruga más aún.
Pero veamos si con la conla lupa que detecta experiencias que puedan ser replicables, y empiezo a recordar algunas que animan y a las que hay que ponerle altoparlante para que otros sepan que hay esperanza.
En primer lugar, la formación delíderes alternativos gracias a movimientos juveniles como el de Huellas. “Los huellistas demi centro han comenzado a trabajar con los niños de escuelas vecinas. Eso los tiene ocupados y entusiasmados”, me comentó hace un mes Janet, de un colegio de Fe y Alegría de Cagua. “Si uno está en Huellas no terminara con los irregulares”, me dijo un adolescente del un centro de Fe y Alegría de la frontera. “Uno se reúne, conoce chamos de otras partes, hace campamentos…” O sea, ofrece ocupación sana, pertenecen a algo.
En el caso de la historia que da inicio a esta columna, debo decir que está funcionando esa red solidaridad subterránea que se tejen de manera desapercibida para la mayoría. Una comadre le aconsejó que llamara a Maritza, una maestra jubilada, catequista que siempre tiene una respuesta a cada problema. “Llamé a Maritza, tiene contacto una organización para muchachos como el mío, no discriminan, están en uncampo. ¡Lo van a recibir! Mi hijo ha entendiendo que está a tiempo de salvarse todavía. Acepta irse a la granja. Llevo dos noches durmiendo más tranquila. Mi hijo tiene otra oportunidad.” Escucho a Yrama y me alegro por ella y por su familia.
Para aumentar mi alegría, converso con María Elena Garassini, Presidenta de la Sociedad de Psicología Positiva y me dice que está en un proyecto de investigación de la UNIMET investigación sobre “Buenas prácticas” en el trabajo con adolescentes.”Queremos hacer un inventario de alternativas. Desde el Sistema Nacional de Orquestas hasta esas pequeñas desconocidas por ahí.” Pienso en las que yo conozco. Sonrío. Prometo mandarle algunas.
La “misión urgente”, requiere del aporte de muchos, de la acción organizada para que los solistas nos volvamos un coros a favor de los adolescentes que no tienen que terminar en bandas, a favor de familias que no saben qué hacer, para exigir al estado que diseñe yejecute políticas públicas para la protección integral de niños, niñas y adolecentes, que eleve calidad e los liceos, se deje asesorar por gente que sabe del tema. A la “ misión urgente”, hay que tenderle la mano para salvar a más Josués.
Luisa Pernalete