¡SÍNODO DE LA FAMILIA TOMA CALOR EN VENEZUELA!

“El Matrimonio no es un contrato sino una alianza”

Seminaristas venezolanos estudian con fervor el tema de la familia dada la importancia del Sínodo convocado por Francisco

“En el Sínodo Extraordinario de la Familia convocado por el papa Francisco del 4 al 25 octubre del 2015, bajo el tema La vocación de la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo, se recalcará que la misma está constituida por la unión de un hombre y una mujer, porque la Iglesia llama a la familia el santuario de la humanidad”.

Bajo esta premisa, monseñor Fernando Castro Aguayo, director de la pastoral familiar de la Conferencia Episcopal Venezolana, intervino en el Congreso Académico denominado: “Mi familia esperanza de la sociedad”, realizado el 20 de junio en la “Casa Mosen – Sol” de Caracas, organizado por Comité Nacional de Seminaristas y Formandos Religiosos de Venezuela (COSEFORVEN).

El obispo auxiliar de Caracas sostuvo que el Santo Padre llama a “anunciar el gozo y la alegría del evangelio, especialmente, en el seno de la familia que una es Iglesia doméstica, compuesta por el padre y la madre, y que determina la conducta social”.

Destacó que el Sínodo pondrá en evidencia la belleza de la familia a pesar de la cruda realidad que la golpea. “Hoy día la situación económica afecta a la familia. Por este motivo existen muchos matrimonios sin hijos o mujeres profesionales que esperan mucho para tener hijos”, alegó entre otros problemas. “No obstante, debemos tener cultura vocacional para vivir el matrimonio como vocación a la santidad”, agregó.

Consideró que “el desafío es llegar al encuentro pleno con Jesús y poner en práctica la belleza del evangelio en el hogar y en el trabajo, espacios donde estamos llamados a evangelizar”.

Estimó importante el papel de los laicos, considerándolos custodios de la familia. “Les corresponde ante todo convencer a la familia de su identidad con el primer núcleo familiar (…) Es urgente apostar a la familia y ser sus custodios”.

Durante el encuentro los seminaristas abordaron diversos temas: La familia como realidad antropológica en Venezuela; familia y relativismo moral; alianza matrimonia; y la familia Iglesia doméstica. También desarrollaron tres momentos de reflexión desde la metodología: ver, juzgar y actuar, y a la luz del Concilio Plenario de Venezuela (CPV), guía pastoral de la Iglesia en este país suramericano.

Jean Carlos Cáceres de la Diócesis de Guanare, expresó que “en nuestra sociedad hay un desdoblamiento de los valores”. Considera que la ciencia no puede definir como concepto la familia sino de tratar de responder cómo es. “Es más fácil conocer la realidad de la familia antes de tener un concepto de familia”, dijo.

Citó al documento conciliar Lumen Gentium, precisando: “todo hombre que está llamado a la existencia humana tiene vocación a la santidad”. Con base en el Documento de Aparecida, indicó que a los creyentes “se nos llama a redescubrir el valor fundamental de la familia”. Y luego, documentado en el CPV, precisó que “la familia posee protagonismo irremplazable por Derecho Natural”.

Desde el ángulo antropológico y social, Cáceres expuso que la realidad de Venezuela “es que tenemos un modelo de familia matricentrada, constituida por la madre y sus hijos”, situación que “se origina a partir del abandono del padre a la familia”.

Jonny Mora, seminarista de Mérida aclaró que el matrimonio no es un contrato sino que es una alianza entre un hombre y una mujer que se unen por amor. “La Sagrada Escritura dice que a partir de esta unión pasan a ser una sola carne un solo cuerpo. Es vínculo sagrado indisoluble de mutua entrega y aceptación, así como Cristo se entregó a su Iglesia”.

Apegado al Código de Derecho Canónico, sostuvo que “La finalidad del matrimonio es primero el bien de los cónyuges”.

Finalmente, Edward Medina, del Seminario de Barinas, expresó la necesidad de recuperar el sentido de la Iglesia doméstica. “La sociedad se compone de estructuras sobre bases, cuando estas bases ceden se cae la estructura y eso es lo que los cristianos debemos evitar”, dijo en su intervención.

Para cerrar explicó que según la encíclica de Juan Pablo II “Familiaris Consortio”, “la familia es la Iglesia en miniatura”, por tanto, “debemos ser Iglesia doméstica en la realidad”.

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