
Mateo 7,21.24-27: “En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo. Si uno escucha estas palabras mías y las pone en práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra aquella casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía los cimientos sobre roca. Pero dirán del que oye estas palabras mías, y no las pone en práctica: aquí tienen a un tonto que construyó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra esa casa: la casa se derrumbó y todo fue un gran desastre.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
Comenzamos hoy el mes de diciembre, con las expectativas propias del tiempo del adviento, el cual hace renacer en nosotros la alegría de la Nacimiento del Señor y la esperanza de un mundo de Paz y Amor.
Con el primer domingo de Adviento, celebrado el 27 de noviembre, también comenzamos el nuevo año litúrgico, Ciclo A, donde las lecturas del domingo se centrarán en el Evangelio de San Mateo. El texto de hoy Mateo, capítulo 7, versículos 21.24-27 una advertencia: «No todo el que me diga Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos» El texto también dice que: «El que oye mis palabras y las pone en práctica es como un hombre que construyó su casa sobre roca. La lluvia cayó, crecieron los ríos, soplaron vientos y la casa resistió porque fue construida sobre la roca. »
Un día, alguien le preguntó a Jesús si eran pocos (o muchos) los que se salvarían (cf. Lc. 13, 22- 25). Tal vez nosotros mismos ya nos hemos hecho esta pregunta, Jesús mismo nos dice que no bastan las palabras. Son las acciones, concretas que demuestran la veracidad de lo que decimos. No basta invocar el nombre del Señor, ni tampoco repetirlo varias veces. Esta es la crítica que Jesús hace al ritualismo y legalismo religioso de su tiempo, citando al profeta Isaías: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí» (Mt 15,8).
Es en eso mismo que piensa el Papa Francisco cuando habla de una «Iglesia en salida», y dice que la Iglesia «es la comunidad de discípulos y misioneros» que se implica, que acompaña, fructifica y celebra. […] Una Iglesia misionera que sabe tomar la iniciativa para ir al encuentro de los excluidos… «(La alegría del Evangelio, n* 24).
Y el Papa continua diciendo: «Con obras y gestos la comunidad misionera entra en la vida cotidiana de los otros, acorta distancias, se abaja y asume la vida humana, tocando el cuerpo sufriente de Cristo en el pueblo» (La alegría del Evangelio, n* 24).
Para alcanzar la salvación, no basta el cumplimiento, de la ley es necesario, sobre todo, la práctica de la caridad. Pidámosle a Dios que nos bendiga y nos proteja. Derrame sobre nosotros la abundancia de su gracia y nos haga participar cada vez más de su vida divina. Y que el Espíritu Santo inspire nuestras acciones en la construcción del Reino de Dios. Amen
